91- La Servilleta
Detrás del
ventanal, del comedor de un hotel,
sobre una
servilleta, afligido presencio y plasmo en ella,
el cómo hormiguean los hombres desplazándose
desordenadamente,
cuando
abstractamente los miro detalladamente.
Van
exhibiendo orgullosos sus pintorescas posturas teatrales,
elaboradas
y adquiridas durante su vivir.
Todos, con
su caminar, aseguran y reconfirman,
que ellos son ellos mismos,
y los rige
la autenticidad, la autonomía y la espontaneidad.
Ciegos,
defienden con ahínco, la ilusión de su yo
hasta el final.
NO ven, no
perciben, ni creen en los hilos de su marioneta,
que los
guía y dirige desapercibidamente…
…los hace reír,
llorar, ofenderse, maravillarse,
ser atento
o interesados, deprimirse, ser simpático o hermético.
Desfilan
como soldaditos, cuidadosamente entrenados,
forjados en
su horma infantil.
Van
adoptando las variantes que asimilan en su andar,
moldeando
su cuerpo inesperadamente e incontrolablemente,
con una
inexplicable celeridad y contundencia,
producida
por alguna percepción casual,
que lo
active en ese momento.
Es el
Carnaval de la Vida ,
unos
marchan alegres, otros tristes…
algunos
desorientados, otros pensativos…
unos con
máscaras, escondiendo su mundo interior,
muchos con
caretas, reafirmando su orgulloso camuflaje.
¡Todos aseguran que esa es su
personalidad!
Poquitos
logran abstraerse y detallar,
la gran
fiesta de disfraces de la
Humanidad ,
analizando
el gran circo donde hormiguean los Hombres,
en este
ficticio mundo de comediantes,
esculpido
durante el recorrido de su trayectoria existencial.
Todo es un
gran aturdimiento.
Presos, e
insertos quedan, embriagados por su guión
vital,
desconcertados
actúan, atados a su verdad.
¡Son luchas
inculcadas y grabadas en su mundo interior!
La vida así,
le trascurre, sin advertirlo.
Pasan los
años arraigando su posicionamiento,
restringiendo
y encubriendo cada vez más su libertad,
que se
incrementa progresivamente al avanzar su reloj vital
Sin saber por qué,
son,
lo que no saben que
Olvidados
en lo profundo de su ser,
va quedando
oculta, reducida y resignada a la nada,
la tierna
vida palpitante con que nacieron.
Hoy también
creo, que yo soy yo,
con esta
simple servilleta,
escribiéndola
en un recinto del hotel,
vaciada con
este escrito,
motivado
por algunas ideas del antaño.
Pero
también pienso;
Que yo soy otro actor inmiscuido dentro del
escenario,
entonces yo, no seré yo,
seré parte
del personaje “el observador”,
¡también
aprendido!
actuando
dentro de ese gran Espectáculo de la
Vida ,
afectado
por las vicisitudes del fluir del tiempo,
que me
acompañaron, cristalizándome como soy,
con las
condiciones y límites impuestos por lo fortuito y la casualidad.
¡Todo construyó azarosamente mi
existir!
¡Mi tan querido yo!
Jesús
Riquelme Senra
30/03/2011