249 - EL TEATRO DE LA VIDA Segunda Parte

 




EL TEATRO DE LA VIDA

Cuento, reflexión y ensayo n° 122

Segunda Parte

 

El autor de la magna obra teatral,

¡la vida!

que tiene abundantes capítulos y escenas,

jamás visto en este tipo de obra teatral,

narra en uno de sus capítulos,

una cantidad significativa de símiles abstractos,

entre los personajes o actores de la obra teatral,

¡la vida y la humanidad!

 

Uno de los más resaltantes e impactantes,

abstractos y sorprendentes,

de esos símiles,

lo constituye,

el concepto y la interpretación de la

¡vida y del tiempo!

 con sus tres integrantes incompresibles e inimaginables,

!el pasado!

¡el presente!

¡el futuro!

que colman a plenitud,

tanto a los personajes de la obra teatral,

como a los seres Humanos,

asignándoles y proveyéndoles,

a esos tres integrantes del tiempo,

¡un gran misterio!

 impalpable e inaccesible,

anastomosado fuertemente entre ellos.

Cada uno de esos integrantes del tiempo

son inimaginables, escabrosos e impenetrables

por lo difícil e imposible de comprenderlos a cabalidad…

¡son todos inalcanzables e intransitables!

 por lo eterio e intrincado que son,

por su naturaleza volátil.

 

Entre los tres conceptos,

uno resalta por encima de los otros dos;

ese es:

¡el pasado!

 

A este poderosísimo pasado,

el autor le concede un valor prepotente,

como único, especial y extraordinario,

responsable, concededor y dador,

 de todos los valores vitales,

¡que definen al ser humano!

y lo hacen exclusivo y absoluto,

entre toda la vida existente diversificada.

 

¡y concluye asombrosamente que!

¡si no existiera el pasado!

¡no podría existir el presente!

o no se pudiera tener, ninguna noción de él.

 

Igualmente el presente carecería de memoria,

porque depende totalmente del pasado:

¡el ser humano no sabría que vive!

ni podría imaginarse el futuro.

 

De la misma manera ocurre con el

¡futuro!

jamás podría soñarse con él,

porque necesitaría que antes existiese

¡el pasado! 

¡Tampoco habría imaginación ni creatividad!

 

De todo esto,

el autor confirma, en la obra el teatro de la vida,

a través de sus personajes o actores,

¡que el pasado le da forma, sentido y consciencia!

¡a los humanos!

y hace nacer y sentir la sensación abstracta del

¡yo!

¡de la personalidad!

¡del alma!

¡de la conciencia!

¡Todas abstractas, complejas, e indeterminadas!

¡idealizadas!

 

Y para todos los creyentes en religiones,

se les derrumbaría y se les desplomaría el concepto del

¡creador!

¡de un Dios diseñador del alma!

¡y de una vida prometida en el más allá…!

 

Todos estos, son entes abstractos aprendidos,

creados por la magia de la

¡enseñanza – aprendizaje!

manejados por la imponente y poderosa:

¡asociación de ideas!

 

Insiste el desconocido autor de la obra,

¡El teatro de la vida!

en forma de síntesis que:

no se lograría nunca el objetivo de la:

¡enseñanza aprendizaje!

sin que antes no existiesen las:

 las grabaciones mentales

de esa enseñanza aprendizaje,

y como consecuencia final,

si no existiese la fascinante y maravillosa

¡asociación de ideas!

la cual se alimenta del pasado

¡ella es, la mensajera del pasado!

¡es la creadora de la conciencia!

 

Tampoco la humanidad hubiera progresado…:

todo se estancaría en un punto muerto.

 

De esta manera,

van danzando juntas

¡la enseñanza y aprendizaje!

¡y el pasado!

con las grabaciones mentales

y con las asociaciones de ideas

¡inseparablemente!

¡ninguna podría existir sin la otra!

¡creando la poderosa conciencia!

 

El ser humano no tendría noción:

¡del presente!

este presente sería un acto instantáneo muerto,

¡carente totalmente de recuerdos y de pasado!

no existirían las angustias y las depresiones…

ni las alegrías ni los regocijos…

¡tampoco tendría la noción de vivir!

 

El ser humano no soñaría…

porque carecería del pasado,

lo sueños se originan por la existencia del pasado,

¡al igual que el futuro!

 

Tampoco la imaginación y creatividad existirían,

el presente sería un acto muerto instantáneo,

sin conciencia de sí mismo,

 tampoco sabría el ser humanos que él:

¡existe!

Solo sería materia palpitante,

¡sin conciencia!

 

La humanidad no hubiera prosperado…;

nada de lo existente hoy,

¡existiría!

 

Luego, el pasado conforma y constituye,

lo único y necesario,

para que esa materia palpitante,

o estado vibratorio permanente,

adquiera los valores abstractos y conceptuales,

pintados o coloreados,

¡para construir un ser humano!

dándole y creándole

el yo,

la personalidad,

el alma,

las grabaciones mentales,

los recuerdos,

la asociaciones de ideas,

la enseñanza aprendizaje,

concatenadas armoniosamente,

para crear el concepto de:

¡vida consciente!

 

De esta manera nace,

un ente abstracto…

¡un ser humano!

¡un actor del teatro de la vida!

un personaje singular,

¡con vida consciente!

¡llamado hombre!

 

Válido solamente, mientras esté formado y armado,

¡por esa materia palpitante transitoria!

¡llamada vida!

 

Elaborada durante todo su existir,

actuando dentro del:

¡teatro de la vida!

 

El pasado, el presente y el futuro,

fueron labrados probabilísticamente,

en la materia palpitante,

desapercibidamente,

muy lenta y gradualmente,

dentro de sus mentes,

con el arado, también abstracto,

de la:

¡enseñanza y aprendizaje!

 

Surgió entonces,

un prodigioso ser,

totalmente conceptual,

capaz de crease para sí mismo,

un origen,

un significado,

un porque y un para que…

también abstracto

¡todo un mundo de fantasías!

un misterioso, inentendible y contradictorio…

¡mundo religioso!

 

Es asombroso esta coincidencia,

entre los personajes de la obra teatral la vida,

con los miembros de la humanidad,

también actores del vivir cotidiano.

 

Esto hace suponer, con mucha probabilidad,

que el autor de la obra literaria,

épica - lírica,

el teatro de la vida,

haya sido también, el diseñador de la humanidad.

 

También en la obra el teatro de la vida,

sus actores confunden los conceptos del:

¡yo!

¡la personalidad!

¡el alma!

¡del creador!

todos abstractos y perecederos,

cuando se desorganiza esa materia palpitante.

 

En los últimos capítulos de la obra,

se observa que:

sus actores o personajes,

se enfrentan y se debaten,

por la pasión de figurar y hacerse notar,

cayendo en riñas interminables…

por la imaginación y creatividad,

para satisfacer las cuatro hambres ocultas de la humanidad:

hambre de alimentos y bienes materiales,

hambre de ser tomado en cuenta,

hambre de estímulo o motivación,

hambre del sentir,

cosa que complica tremendamente las últimas escenas…

Lo mismo ocurre con la humanidad





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