212- EL EXTRATERRESTRE CUENTO NUMERO 37 SEGUNDA PARTE

 

EL EXTRATERRESTRE

CUENTO NUMERO 37

SEGUNDA PARTE

 

Habían transcurrido unos pocos minutos cósmicos,

desde la anterior conversación,

para la motita de energía,

que venía danzando, cantos de alegría,

por los caminos celestes…

mientras regresaba a la esfera azul celeste

¡suspendida mágicamente en el vacío!

 

En cambio, para el curioso animalito,

había fluido toda una:

¡eternidad!    

¡casi diez años!

debido a la relatividad del tiempo,

porque la motita de energía,

siempre se encontraba dinámica,

viajando a la velocidad de la luz,

y el curioso animalito se encontraba estático,

en un mismo lugar.

 

Al llegar la motita de energía,

intercambiaron entusiastas palabras…

…el curioso animalito lo aguardaba ansiosamente.

 

Allí lo esperaba… 

afectado y marcado,

por las primeras huellas del tiempo,

que surcaban su faz,

pero impregnado de la aliciente esperanza terrestres.

 

Tenía una fija idea de su regreso,

dentro de su inseparable casita…

dentro de su hermoso jardín terrestre…

donde la inocencia terrestre le limitaba:

¡el razonar!

 

Impedido por una idea fija y romántica

¡que tenía sobre la vida!

grabada indeleblemente, dentro su mente,

y que aún permanecía latiendo.

 

Se encontraba en un estado contínuo de convalecía,

¡con un SABER reducido!

como un residuo de la tierna infancia terrestre,   

¡interminable!

Que aún, en la vejez,

continúa palpitando, con mayor intensidad,

y siempre ocupados,

por la total dependencia,

de la casita que cargaba acuestas.

 

Los saludos fueron disímiles,

cada quien,

como se los enseñaron y como lo aprendió,

¡como su vivir lo marcó imborrablemente!

¡con las venias, ritos, y ceremonias asimiladas!

de la viciada y sesgada:

¡enseñanza aprendizaje!

estancadora para el resto de su existencia.

 

¡hola! se escuchó del curioso animalito,

cubriéndose del penetrante frio estremecedor,

¡que lo inmovilizaba!

¡hola! respondió la motita de energía,

acompañada de una cálida y agradable luz.

 

Inmediatamente el curioso animalito preguntó:

¿Por qué tardaste tanto en regresar?

¡han pasado ya diez años!

y he morado siempre aquí, muy ansioso,

¡esperando tu regreso!

he pensado mucho en ti,

en lo que, aquel entonces me dijiste.

 

De inmediato, respondió la motita de energía:

¡todavía no has podido desprenderte de tu cuerpo!

¡no! ¡no!, le dijo el curioso animalito,

tampoco he podido olvidar:

¡tu voz y tu luz!

que quedaron impregnadas,

 para siempre en  mi mente,

¡no me han permitido vivir tranquilo!

no entiendo cuando me dices,

que no tengo tiempo para:

vivir, pensar y compartir en la vida,

con mis congéneres.

¡yo vivo, pienso y comparto, con mis semejantes¡

 

…prosiguió un misterioso silencio…

al mismo tiempo que se intensificaba,

el anterior frio insoportable,

que le impedía hablar al curioso animalito

¡como si el silencio hablara solo!

y le fuera aclarando mucho,

al restringido animalito,

acondicionándolo, limitándolo y reduciéndolo,

¡a las sombras terrestres…!

 

En un breve instante,

una sonora y armoniosa voz,

se escuchó:

impregnada de mucha paz, armonía y serenidad,

conteniendo una especial esperanza,

en el diálogo abierto,

y en el saber escuchar,

fueron palabras entonadas musicalmente…

de una mente prodigiosa…

y se escuchó,

¡no me has entendido todavía!

¡tu condición de “vida terrestre”!

te impide y limita,

¡el comprenderme!

¡existe un gran abismo entre los dos saberes!

¡el terrestre y el cósmico!

entre el SER viviente terrestre,

¡esclavo de su cuerpo!

atrapado inseparablemente dentro de él,

y el cósmico,

¡que ya se ha liberado de su inservible cuerpo!

que lo limitaba grandemente y le acortaba su vivir,

a un brevísimo parpadeo de ojos,

a la vida de un relámpago cósmico,

como sucede y padecen ustedes,

todo esto los aturde y les obstaculiza:

¡el pensar, el razonar y el compartir!

Que nos lleva a solo vivir,

el tiempo que dure el vivir de tu cuerpo,

tendrás  irremediablemente que separarte y desligarte:

¡de ese innecesario e inútil cuerpo!

 que mantiene apresado, todo el tiempo a:

¡Tú yo!

¡A lo que ustedes llaman alma!

¡aprisionadas permanentemente! 

y los lleva a la muerte inevitable,

¡forzosa e ineludible!

apresada dentro de tu mente,

como una grabación,

y sin ella,

tu vivir se extinguiría también,

a pesar de que son puras:

¡grabaciones!

pero las tienes cautivadas dentro de ese cuerpo,

¡urge que las liberes!

 

Ellas son puras grabaciones…

¡solo son energías acumuladas ¡

cautivadas dentro de esa materia perecedera,

llamada por ustedes,

¡mi cuerpo!

a veces lo llaman alma,

esa energía clama urgentemente,

¡ser liberada!

desprenderse de ese cuerpo,

porque al morirse ese cuerpecito,

arrastraría consigo a tu:

¡yo!

¡y todo se extinguiría…!

 

Esa energía clama urgente mente,

 la posibilidad de huir o fugarse,

¡de ser rescatada!

pero ese cuerpo que te tiene prisionero,

no te permite escuchar sus clamores…

sus gritos de desesperación…

sus imploraciones, lamentos y quejas…

sus ruegos y súplicas…

  ¡sus peticiones con grito de urgencia!

 

Entonces,

cuando esa liberación ocurra,

te comportarás distinto,

quedarás libre, de ese enorme:

¡peso que soportas inútilmente…!

¡habrás liberado tu yo!

 

Cuando abandones ese cuerpo,

antes de que mueras,

verás y sentirás la diferencia,

podrás danzar,

convertido todo,

en una perpetua alegría,

en un saber con alegría,

y viajar por los jardines cósmicos,

a enormes velocidades,

nada te ataría ni te lo impediría.

 

Danzarías, trasformado en pura energía,

en pura alegría con saber,

encontrarías a tu eterna búsqueda…

 

Acá, donde estoy yo,

no hace falta nada material,

¡es la utopía de la vida!

es pura energía regocijándose exitosamente,

danzando cantos de alegría

y de:

¡saber vivir!

 

Aquí estoy acompañada de innumerable:

motitas de energía

nunca se cansan de jugar, por el universo,

¡con su mágica alegría!

iluminando siempre,

el espacio por donde van pasando,

no teniendo nunca que cargar nada,

ni serán esclavas de un inservible cuerpo

que nos harían que nuestras vidas sean:

como relámpagos que mueren,

casi inmediatamente después de nacer,

con una vida acotada, antes de nacer,

¡a una brevedad incompresible!

 

Nada nos haría esperar,

ni tendríamos que esforzarnos,

para mantener un cuerpo material,

durante toda la existencia,

ni aterrarnos, por la condena a muerte

¡antes de nacer!

de que solo viviremos,

el tiempo que viva ese cuerpecito.

 

De inmediato interviene el curioso animalito,

muy ansiolítico y deprimido,

pero apegado a la incipiente esperanza,

de la enseñanza y aprendizaje,

¡de los sueños confundidos con fantasías!

¡nacidos en la tierna infancia!

Y decide hablar…

pero repentinamente habla primero la motita de energía,

adelantándose al curioso animalito,

y dice:

 ya sé lo que me vas a decir,

pero todo esto sería por la diferencia,

del abismo vital

insuperable,

 mientras arrastres siempre,

a ese rudimentario obstáculo…

  ¡de tu inservible cuerpecito!

lo que irías a decirme,

lo dejaremos para la próxima conversación,

mientras tanto reflexiona y serenate,

¡calmate que te veo muy afligido!  

regresaré en unos minutos cósmicos.









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