117- LA PROCESIÓN HUMANA (SEGUNDA PARTE)


LA PROCESIÓN HUMANA
(2da PARTE)

Empecinados, insisten tercamente, los procesionarios,
para mantenerse dentro de la procesión humana,
esclavizados cada vez más, por sus manías, desviaciones y fijaciones,
lo que los obliga a proseguir en su aturdida marcha,
¡Sin entender nada!

Atados de mente, se encuentran y con sus intelectos apagados,
¡dentro de esa vitalicia procesión!
¡ignorando lo que les ocurre!
el tiempo les ha ido marcando sus rostros…
diseñándole en ellos, con surcos y huellas, fuertes impresiones,
características de
¡la vitalicia procesión humana!

Sus vidas se van consumiendo gradualmente
sus ganas de vivir se van apagando, debilitándose,
como si el tiempo las haya ido apaciguándola y aplacándolas,
lentamente las fue mitigando y reprimiendo inexplicablemente,
hasta hacerlas cesar, casi hasta su extinción y ahogo

En su mirada, se ha ido reduciendo notoriamente su brillantez…
y con ella su entusiasmo por la vida haciéndole perder
¡la alegría de vivir!
¡el regocijo de pensar!
como si el transcurrir del tiempo obrara en su contra…
como si lo estuviera exprimiendo hasta extinguirlo totalmente,
poco a poco se ha desvanecido su capacidad de pensar,
hasta verse reducido a una escoria pensante,
¡sin claridad mental!

Su comportamiento oscilante hace que, algunas veces,
se sientan contentos y satisfechos al experimentar y disfrutar de:
¡esa aparente compañía humana!
¡que otorga la procesión!
otras veces, se encuentran resignados, por mandato de algo aprendido,
que activa su cerebro  para consolarlos, para armonizar su desasociego,
ofreciéndole secretamente recompensas si cumple con:
¡su guión de vida asignado por el aprendizaje!
¡y si se mantiene dentro de la procesión!

Es por eso que aguantan conformes y soportar sacrificios…
¡y todos los sufrimientos!
Sometiéndose y accediendo a cargar con esas cruses toda la vida

Un gran silencio existencial invade todo su pensar,
que los enmudece y los conduce a un mundo interior
¡insonoro!
¡solo habla consigo mismo!
en su pequeño mundo colmado de soledad donde solo habita:
¡la añoranza, la melancolía y la nostalgia!
¡allí, donde están capturados por la tristeza!

Y es allí, donde ansiosamente aguardan una inédita retribución
¡como un galardón de honra, honor y distinción!
¡con un beneficio secreto y oculto en su mente!
para ser resarcido por el esfuerzo y su constancia
¡en la procesión humana!
¡así lo cree ciegamente!
¡así lo espera vehemente!
¡en su oculto mundo!

La procesión humana contiene una gran diversidad a seres,
cada uno con un conflicto interno, singular, distinto y sub-generico,
adquirido en su escenario hogareño, en su contexto social y educativo,
donde participaron en su formación otros seres que ya olvido.

Dentro de su cabeza suenan voces conteniendo varias instrucciones,
¡brotando todas al mismo tiempo!
¡simultaneamente!
causándoles confusiones y conflictos, que lo visten de:
¡dualidad, trialidad,…multilateralidad!
cada aspecto cobra efectos intermitentes e inesperados
Que lo hacen pasar de un estado del yo a otro… y a otro.
¡poliestados del yo!
saltando probabilísticamente, a medida que lo hace el yo mobil,
con todas sus consecuencias sobre su estado anímico y su Sentir,
por eso la procesión humana se caracteriza por la dispersión:
por el aturdimiento y el aminoramiento…
¡por el sin pensar… y el sin razonar!

Aunado, ilógicamente, por el procesionario, con la terquedad de su postura,
que lo transporta a un comportamiento porfiado, encasillado y recalcitrante,
a insistir reiteradamente, como si estuviera obstinado y obcecado,
con ideas fijas, donde todos están equivocados, menos él,
¡y su prodigioso pensamiento!
sintiéndose elegido, destacado, notable, sigular y único.

Todo esto ocurre dentro de su cabeza… y queda convencido
como si hubiera sido preferido y proclamado o favorecido por
¡algunas razones divinas!
¡o por deidades desconocidas!
Creándole en su mente la idea de ser infalible.

Está tan equivocadamente convencido, de sus razones,
que se empeña en continuar, a todo evento, pese lo que le pese,
cuéstele lo que le cueste
¡en la gran procesión humana!
y en silencio espera la recompensa al final de su vida,
¡al terminar la procesión!
pero este beneficio esperado se desvanece contra el tiempo,
¡ni siquiera se materializará al morir!
¡se convierte en nada!
¡al retornar a la nada!

Esta procesión tiene su origen, mayormente, en el seno familiar progenitor,
en la escuela, con sus compañeros de trabajo,
cuando los hijos aprenden de sus padres o quienes hicieron sus veces:
¡todo su actuar!
hasta la forma de mirar, su mímica, su forma de pensar,
allí se esculpen todos sus lineamientos de su personalidad,
sus esperanzas, sus sentimientos favoritos
¡aprenden a deprimirse y angustiarse!

Aprenden a ser orgullosos y prepotentes, o humildes y sencillos, agresores o tímidos,
aprenden a ser profesores y enseñar a los demás,
o a ser unos fracasados que terminarán en la cárcel,
aprenden a tener un hasta en la vida,
que los limitan e indica hasta donde van a llegar en la vida, cual será su techo,
y si ese guión tiene un final abierto o cerrado, que le permita cambiarlo

Aprendió a ser un religioso cautivado por la fe
¡o un razonador!
¡privilegiado por el lógico pensar!
será engreído por sus apellidos o acomplejado por ser pobre
o será un fanático con postura inflexible
¡aprendió a marchar en la procesión!

Aprendió a ahogarse atascándose frente a los insignificantes problemas
¡claudicando ante ellos!
¡abandonándolos!
¡en lugar de enfrentarlos y resolverlos!
¡aprendió a ser triunfador o fracasado!

Así empieza la tragedia de los participantes en la procesión…
y la van incrementando día a día,… minuto a minuto,
alimentándola con las vivencias dañinas que van fluyendo a través del tiempo,
pero en algunos casos especiales, pudo saber silenciar esas dañinas grabaciones,
que colmaban y saturaban sus mentes. Y aprendió a zafarse de ellas

De esta manera se inicia y crece el guión de vida o libreto vital
¡ignorado por los seres!
luego sigue el desarrollo y la cristalización de ese guion
¡incluyendo la propia procesión humana!
con todos sus variantes, formas y colores…
y con el transcurrir del tiempo es reforzado mas tarde en la escuela,
anexándole los matices que le imprime la educación,
influyen notablemente sus amigos, aquellos personajes que lo impactaron,
y los que él tomo como modelo a seguir, copiando e imitando
¡su personalidad!
dependió de cuales fueron las instrucciones recibidas,
y el como las recibió, lo que marco la diferencia,
entre uno y el otro, entre la calidad y la cantidad,
todo forma un gran conjunto aleatorio
¡pro eso la vida es aleatoria!

Aquellos que no fueron marcados con gran intensidad,
lograron abandonar a temprana edad esa dañina procesión,
aunque con un alto costo de haber perdido parte de su vida,
desorientados y ambulando sin cesar en esa procesión,
en consecución de su búsqueda, pretendiendo, hacerla y obtenerla sin pensar.

Y hoy le quedan las cicatrices de haber cabalgado
¡en esa absurda procesión humana!
expresada en su rostro y en su forma de pensar y actuar…
como la angustia y la espantosa soledad…
¡que lo marcan imborrablemente!
¡en su rostro, su pensar y su actuar!

Por eso la procesión humana contiene inmensas variantes,
grandes contradicciones, confusiones y terribles desviaciones,
que resalta notoriamente ante un observador neutral exterior,
cosa que nunca advierte el procesionario…
¡todo lo ve normal!
¡los confundido son los otros!

Todo esto dificulta seriamente poder ayudarlos,
¡por la absurda resistencia que ofrecen!
¡resistencia que es parte de la procesión!
Ella hace una rígida y dura posición a establecer un dialogo,
¡y esta dispuesto a entenderle y ponerlo en practica!
¡la deshonestidad lo impide!

Así se consolida y cristaliza aún mas, la procesión humana,
¡en una sólida postura!
como:
¡la personalidad irresoluta del procesionario!
que no es otra cosa que el resultado del dañino cúmulo de grabaciones mentales.

Hay que realizar titánicos esfuerzos para enseñarle a esos seres,
¡para que se puedan zafar del presidio!
serenarlos primero, para facilitar e instalar el diálogo abierto
¡y que acepte escuchar de verdad y entender!
que tiene que diferenciar entre las grabaciones buenas y las dañinas,
 son las dañinas las que lo mantienen presos en la gran procesión
¡iniciando asi el comienzo del razonar!

Esto se evidencia, cuando se oye al procesionario admitir:
¡haber estado toda la vida equivocado!
viviendo una vida llena de falsedades y errores
¡que no era su vida!
¡donde se privó de todas las maravillas de la vida!
¡y renunció a su importante e imponente Sentir!
¡que es el centro de la vida!
¡sin el Sentir no habría vida!
¡no estuviéramos aquí ahora!


LA PROCESIÓN HUMANA
                                                                                                                                                                           ( 2DA PARTE)
                                                                                                                                                                           15/08/2018
JESUS RIQUELME SENRA








  




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