251 - EL TEATRO DE LA VIDA Cuarta parte Cuento
EL TEATRO DE LA
VIDA
Cuarta parte
Cuento – Reflexión – Ensayo, numero 124
Nos detendremos en la segunda hambre de la humanidad,
¡tómame en cuenta!
¡acéptame como soy!
¡quiéreme!
¡valórame!
O también llamada de cualquier otra forma o modalidad.
Esta demora o tardanza,
es porque la segunda hambre de la humanidad,
es muy poderosa
y produce una total repercusión en:
¡el vivir cotidiano humano!
Ella se fue transformando y convirtiendo paulatinamente
en:
absoluta, necesaria e indispensable para el ser,
para saber vivir y sentirse bién…
Operan como un equilibrio emocional de la:
¡energía interna del ser!
para completar la necesidad de llenar el
¡vacío existencial…!
para saciar y alimentar el concepto
del propio valer del ser…
Esta segunda hambre de la humanidad
está presente, también, en todos los actores y
personajes,
¡de la obra el teatro de la vida!
y también como ocurre en la humanidad.
El transcurrir del misterioso tiempo
la fue transformando cada vez más y más
en esencial y vital para su vivir
hasta el extremo que, sin ella,
el ser se marchita, languidece y se debilita…,
acelerando su agotamiento y envejecimiento
y se precipita su abatimiento notablemente,
le invade la tristeza y decae su
¡tan querido yo!
Esta segunda Hambre de la humanidad
es inherente, vital y constitutiva de la humanidad,
va unida a la,
¡condición vida!
innata y agregada, consustancial e imantada…
¡es absolutamente necesaria!
Pero cuando no es saciada satisfactoriamente
produce desastrosas consecuencias,
y se inicia el hambre enfermiza del tómame
en cuenta
El ser, la mayoría de las veces,
por no decir todas,
¡no lo advierte!
recurriendo a visitar los médicos,
con malestares, depresiones y angustias…,
achacándoselas reiteradamente, a otras causas supuestas,
quejándose y lamentándose por
cualquier cosa,
…casi todo el tiempo,
es una de las tantas formas
enfermizas,
de llamar la atención para hacerse
notar…
para saciar esa hambre del tómame en cuenta.
Frecuentemente el médico comienza el tratamiento
¡…desorientado y confundido!,
creyendo que el ser padece de otra cosa…
¡no logra acertar “qué es”!,
indaga… investiga…
con múltiples exámenes,
diluyéndose, extraviándose y concluyendo en:
¡diagnósticos
inciertos y errados!
Todos estos
síntomas y procedimientos provienen
¡de una enseñanza – aprendizaje equivocado!
desde la temprana edad,
por múltiples razones y causas,
todas derivadas del saber, del enseñar y
del aprender,
principalmente de sus progenitores, amigo, seres
queridos…
y esencialmente,
¡del escenario donde crecieron y vivieron!
Es imperiosamente básico e importante,
que el ser afectado de la falta de ser tomado en
cuenta,
inicie un profundo y sincero diálogo,
con profesionales o personas expertas,
que los sepan ubicar dentro de la
¡verdadera realidad…!
También para comprender y aceptar a la humanidad,
¡tal como surgió de la vida!
De lo contrario se
estaría escenificando
al personaje de la obra teatral,
¡el enfermo imaginario!
Del autor Moliére.
Quedando estancado en ese pocito…
sin poder salir de él,
ambulando incesantemente de médico en médico,
contándole a todos,
sus deformadas historias de sus padecimientos
supletoriamente.
A veces disfrutando del placer inusitado,
extraño e inusual, insólito y enfermizo…
del instante en que es atendido por
médico…
cuando este lo provee de
¡caricias de reconocimiento!
De esta manera estructura su tiempo, consolidado,
y utilizando como un tema novedoso…
¡de contar lo que tiene o padece!
repitiendo
incesantemente,
¡que el médico no lo ha logrado encontrar ni detectar!
recibiendo las caricias de reconocimiento por
todos los escuchas…
de ese “contar” a todos,
de su misterioso padecimiento,
del tómame en cuenta,
con el cual alivia enfermiza provisionalmente a su
necesidad
¡de llamar la atención!
¡transitoria y pasajeramente!
¡interinamente!
De esta manera le transcurre la existencia al ser,
sin obtener respuesta cierta, correcta y oportuna,
cosa que lo lleva a ingresar y permanecer,
como una consecuencia,
de alguna de las absurdas, enfermizas y dañinas,
¡procesiones humanas!
enraizando, consolidando y cristalizado aún más,
¡por efecto del hambre del tómame en cuenta insaciado!
todo esto lo plantean y ejecutan,
los personajes y actores de la obra teatral,
¡del teatro de la vida!
en sus singulares y finales capítulos,
con una actuación sorprendente, impresionante y
conmovedora.
Es impresionante que uno de los actores y personajes,
de la gran obra teatral,
¡el teatro de la vida!
logró sintetizar un resumen profundo de la humanidad,
en forma de greguería o pensamiento corto,
“los humanos,
sin saber porqué,
son,
lo que no saben qué son”
Pasan toda su vida,
absorbidos por su guion
de vida,
inadvertidamente;
además detectaron y plasmaron,
otra gran crisis adicional, por la cual están pasando,
cuando inconscientemente,
proyectan y confunden,
cualquier dolencia real o imaginaria,
que desfila sustitutivamente por sus mentes,
en cualquier momento probabilístico determinado,
¡por efecto de la asociación de
ideas!
¡involuntariamente!
¡incontrolablemente!
invocando y trayendo al presente,
vivencias pasadas… ya transcurridas…
¡dolorosas, lastimosas y
tormentosas!
Es necesario recordar, que las asociaciones de ideas,
surgen de inmediato
incontrolablemente
con cualquier estímulo, pensamiento, suceso, evento…
y puede ser de cualquier manera, olfativas, del gusto,
de la vista o auditivas… también pueden ser directas,
indirectas, circunstanciales…
¡esto le ocurre a cada instate,
a los seres humanos!
La mayoría de las veces,
la crisis es creciente y se va agravando,
porque el ser enfermo del
¡tómame en cuenta!
recurre a confidentes inexpertos,
impulsado por la confusión y el acorralamiento,
sin tener el saber
necesario e indispensable,
para manejar y aportar soluciones eficientes;
lo que logran es acentuarla más y más,
conduciéndolos irremediablemente,
a refugiarse en las enfermizas,
¡procesiones humanas!
aturdidoras y dañinas,
donde la crisis adquiere dimensiones inimaginables…
¡y se perpetúan en el ser!
En este caso,
tanto el ser
humano, como los personajes y actores
de la gran obra teatral,
obtienen transitoria
y momentáneamente,
un alivio o tranquilidad provisional,
que le proporciona una ficticia compañía,
¡que los calma temporalmente!
Las consecuencias de padecer exagerada o insaciablemente,
de la segunda hambre de la
humanidad,
¡del tómame en cuenta!,
sin tratarla a tiempo,
produce angustia, depresión, ansiedad, tristeza…
todas crecientes, que ocasionan un calvario,
y cada vez más van evolucionando de mal en peor…
¡un malestar generalizado
ininterpretable!
¡indiagnosticables!
La sonrisa y la alegría van apagándose,
su mirada trasmite
una profunda tristeza oculta…
Por lo general inspira misericordia…
todo esto, va aminorando y extinguiendo
¡sus ganas de vivir!
Se anula completamente el disfrute
¡de la maravillosidad de la
existencia!,
el esplendor de su rostro se oscurece,
transformándose en tenue primero
y posteriormente en opaco…
La mayoría de los seres,
también en los dos casos,
acorralados por el
tómame en cuenta enfermizo o
insatisfecho,
se entregan a quehaceres faenas y ocupaciones,
innecesarias, infundadas o insignificantes,
que a la vista de todos se aprecian como,
¡redundantes, superfluas e inútiles!
Se aturden con todas esas actividades, tareas o trabajos…
solo con la finalidad ulterior de,
¡estructurar su tiempo!
de esta manera opacan, ocultan y entierran,
todo el malestar y agobio que sufren…
por sentirse que no fueron
¡tomados en cuenta!
Otro grupo parcial de estos afectados,
también en los dos casos,
se fugan, resolviéndoles eternamente a otros seres,
sus problemas y tareas,
casi siempre a
aquellos que se encuentran,
en iguales
condiciones o similares situaciones.
Así ambos, mutuamente se ayudan,
¡a estructurar su tiempo!
que es absolutamente necesario
para calmarse transitoriamente,
aminorando parcialmente su crónica depresión…
dándose y canjeándose entre sí, en forma recíproca,
¡caricias de reconocimiento!
inducidas y ficticias,
que bilateralmente se convierten,
¡en sentirse tomados en cuenta!
aunque sea de esa manera provisional…
¡banal y trivial!
como una nimiedad.
Este comportamiento va evolucionando con el tiempo,
atándose y dependiendo mutuamente el uno del otro.
Todo esto lo expone el autor desconocido,
de la obra teatral,
¡del teatro de la vida!,
en sus personajes y actores.
El ser desvía
su vital búsqueda…
y todo lo hace depender enfermizamente de ella,
reduciendo impresionantemente su efectividad.
¡intelectual!,
su percepción
visual del mundo se oscurece,
limitándose significativamente en su
vivir.
El ser no
sabe, ni tiene precisado,
lo que le está ocurriendo,
en lo profundo de su mundo interior,
¡solo siente un vacío existencial
inexplicable!
¡ininterpretable!
un algo indescifrable…
que no sabe asimilar.
Entonces,
comienza a coleccionar, sustitutiva e inconscientemente,
en su mente, “estampillas
de depresión”,
cada vez que recibe una,
subestimación o es ignorado…
o no es tomado en cuenta en su vivir
cotidiano,
como aspira y desea.
Este es un álbum
abstracto, inagotable e interminable,
que tiene el ser
en su mente,
donde va “pegando”,
todas y cada una,
¡de las estampitas de menosprecio
abstractamente!
¡de todos los momentos donde fue
ignorado!
donde le hicieron desaires y lo
arrinconaron,
abochornándolo y aborreciéndolo,
con un trato pronunciadamente
vejatorio.
En todas aquellas situaciones en donde no fue,
¡tomado en cuenta!
desprestigiándolo y excluyéndolo,
dejándolo a un lado,
¡insignificante!
o simplemente lo miraban por encima
del hombro.
Este álbum, a medida que se va llenando,
el ser se va
convirtiendo más y más,
¡en hípersusceptible!
¡exageradamente!
complicándose tremendamente su situación.
y a medida que ese ser
va creciendo,
“se le van doblando sus rodillas”
por el gran peso que sobre sus hombros soporta y lleva
consigo,
de la enfermiza búsqueda incesante
de
caricias de reconocimiento,
necesarias para su existencias,
para nivelar su mundo interior,
para calamar su yo
extraviado...
para darle compañía a
su alma atormentada.
La mayoría de las veces,
tantos los actores de la obra, como los humanos,
se resienten
vitaliciamente,
durante todo su
exiguo y enfermizo caminar,
sintiéndose heridos por banales
detalles…
¡Insignificantes!,
¡transitorios y pasajeros!
que carecen de importancia, intensidad y valor,
pero que el ser
lo percibe, como enormes y exagerados,
como si tuviera una idea fija en un solo tema puntual,
¡auto-aturdidor!
derivado del hambre del tómame en
cuenta.
¡Este hambre de tómame en cuenta
enfermizo!
es aprendida de sus progenitores, del escenario infantil…
cuando transcurrían los años de oro del ser,
¡sin advertirlo!
Frecuentemente esos seres
afectados inducen,
diálogos o conversaciones,
donde su intención ulterior y profunda,
solo es llamar la
atención para que,
¡lo tomen en cuenta!
haciendo o diciendo cualquier cosa,
donde su propósito oculto es,
“acéptame”
“quiéreme”
“tómame en cuenta”.
Y como el tema seleccionado para tal fin,
carece de valor para los escuchas,
se le revierte la intención y los
resultados,
de exigir, inducir o invocar,
¡ser tomado en cuenta!
produciendo una reacción contraria inesperada
de continuos rechazos
y desprecios…
a su incesante búsqueda
¡de ser tomado en cuenta!.
Esta segunda hambre,
es inherente a la materia palpitante,
¡llamada humanidad!
es innata, constitutiva, inmanente
agregada y consustancial
y así está reflejada en la obra.
Lo malo consiste en que el ser humano,
exagera desproporcionadamente,
el enfermizo tómame en cuenta
cuando no es saciado como el espera
y aspira,
que es aprendido del escenario
infantil,
de diversas formas y maneras,
aún en los insignificantes detalles cotidianos.
Continua
en: EL TEATRO DE LA VIDA Cuento reflexión ensayo n° 125 (quinta Parte) |
EL TEATRO DE LA VIDA Cuento reflexión ensayo n° 124 (cuarta Parte) 28-12-2023 Jesus Riquelme Senra jesusriquelmesenra@gmail.com |
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