116 - LA PROCESIÓN HUMANA (PRIMERA PARTE)
LA PROCESIÓN HUMANA
(Primera parte)
Marcha casi toda la humanidad,
a lo largo de su existencia…
como en una procesión religiosa… obcecada,
¡A ciegas!
Propulsada y movida por ideas contentivas de manías enfermizas
y conductas temáticas, repetitivas y aturdidoras,
fijaciones extravagantes y fuera de la realidad que se evidencian como desviaciones,
aunque aparezcan a veces como ilusiones o fantasías que la entusiasma momentáneamente
pero en el fondo esos personajes son cándidos e ingenuos,
creyendo cuentos inexistentes, ficticios y engañosos que lo embaucan.
¡Deslumbrándolos y encandilándolos!
Abrigados con estas irrealidades y ofuscados por las rarezas y ficciones
¡Caminan en la procesión ¡
¡Sugestionados y seducidos!
y son atraídos, quedando inmóviles, fascinados y embelesados
como si hubieran sido encantados y cautivados,
y posteriormente embobados, engañados y arrastrados
¡Sin detenerse a razonar!
Lo que los inducen e incitan, empujándolos incesantemente,
pretendiendo obtener lo que aspiran, como sí fuera verdad y lo merecieran…
¡Todo aquello que encierra las zonas erróneas de su acreencia infantil!
¡Su ansiada y aturdida búsqueda!
¡Aunque la mayoría de las veces constituye un sofisma!
¡Que no lo logran percibir, ni encontrarán nunca!
¡Tampoco saben en qué consiste esa búsqueda!
¡ni mucho menos sin detenerse a pensar!
Así, casi todos los seres humanos, no notan que se encuentran inmersos y sumidos en
¡La gran procesión humana!
donde ellos creen disfrutar aparentemente o fingen hacerlo,
del vivir rutinario proveniente de todas las percepciones obtenidas subjetivamente,
del fluir azaroso del tiempo, de sus vivencias y sus experiencias relativas.
Sus vidas han sido diseñadas y alineadas por otros...
¡sin concientizarse de ello!
¡Por sus progenitores!
¡Por sus educadores!
¡Por el escenario vital!
Es muy notorio y significativo el hecho de que se encuentren
fuertemente y abrazados estos procesionantes humanos,
a esas varias ideas fijas y conductas temáticas, repetitivas, inexistentes,
enrarecidas, enmarañadas y sin sentido,
que lo embrutecen y perturban… lo segregan y no lo dejan razonar
¡Alelados quedan!
¡Sin advertirlo!
Y por eso se perpetúan, eternamente dentro de la:
¡Gran procesión humana!
¡Es una condición aprendida!
¡Con una gran intensidad!
Que hace mella o huella imborrable en sus mentes…
… dejando una estela con marcas e indicios en su forma de pensar,
permitiendo rastrear esas señales convertidas en recuerdos,
como el residuo y los surcos que va dejando su vivir…
… como pistas y trazas que va produciendo y aflorando el ser.
¡Al caminar inmerso en la procesión!
¡Son sus signos vivientes!
¡En sus pensamientos!
¡En sus creencias!
¡Como un designio impregnado en su inteligencia!
Igualmente van sellando con tinta indeleble
¡a las mentes de los nuevos nacientes!
cuando apenas a la vida se asoman… sin darles oportunidades,
convirtiéndolos, al pasar los años, en tercos convencidos, sugestionados y persuadidos
de esas absurdas manías, caprichos y chifladuras
¡Irresolutas e inmodificables!
¡Impidiéndole el auto comprenderse!
Así, casi todos los procesionarios
cifran sus esperanzas, sus éxitos y todo su ser
en esos aprendizajes dañinos, cimentados en mitos, leyendas, historias ilógicas
manías, religiones, cuentos, costumbres, ritos,
supersticiones, narraciones inciertas y toda una gama de irrealidades.
Todo esto se agudiza con el avance del tiempo
¡Con la madurez!
Para ellos, fueron instrucciones sagradas, fuertemente cinceladas y esculpidas,
provenientes de sus primeros Dioses
¡Sus progenitores y educadores!
¡Convertidos en una infalible guía!
¡Impuesta para toda la vida!
¡ A través del afecto!
¡En esta temprana edad!
Así, van caminando todo el tiempo en la procesión de la vida
¡En la procesión de la humanidad!
¡Desordenadamente y a la deriva!
¡Impuesto por lo azaroso de la vida!
La mayoría de las riesgosas decisiones la subordinan a la fé,
extraídas del banco de datos, almacenadas a través de su existir .
no se percatan, ni aprecian, ni mucho menos reparan…
que han entregado la conducción de sus vidas a otros…
… a todos aquellos que contribuyeron a grabar sus mentes
¡Y peor aún, a la aleatoriedad!
¡Quienes se encarga de decidir por ellos!
Todo esto provocó e hizo que aprendieran a utilizar y emplear sus vidas,
en tertulias dañinas, en continuos lamentos, rituales ceremoniales
quejándose siempre, en eternas criticas buscando con una lupa
cualquier detalle que se pueda prestar para emprender una retahíla
¡De continuas críticas interminables!
Ejecutando así el teatro de su vida programada, que estaba invernando.
¡De esta manera se realzan o creen hacerlo!
al establecer y considerar que todos estan mal y equivocados,
y ellos son los que están bien,
para así continuar incorporados en la
¡Gran procesión Humana!
¡Aturdidos y confundidos!
Estos sucesos recalcados, en que reinciden reiteradamente,
los arrastran, los remolcan y barren las esperanzas de la libertad,
de ellos y de todos aquellos que van naciendo y los siguen detrás
¡Como si estuvieran hipnotizados!
¡Casi sin ninguna oportunidad!
¡Como un proceder aguerrido a su ser!
¡Confundidos y cegados, desconcertados y desacertados se bloquean!
Así se consolida y solidifica la gran procesión humana,
como una costumbre, como un aprendizaje, como un hábito improvisado,
arraigado profundamente en su ser. Monótono y tradicional,
como un prejuicio o un vicio insalvable.
Los procesionarios tienen, por la procesión humana,
una misteriosa atracción, inconfesable, herméticamente guardada,
en su más secreto silencio, oculta y desconocida,
por su más cercanos amigos y allegados, e ignorado por ellos.
es como si actuaran agazapados y calladamente disfrazados,
camuflados para que nadie los descubra.
Escondidos y reservados, actúan, desde lo más profundo de su ser
y al mismo tiempo esas conductas encubiertas la enmascaran,
las envuelven, de tal manera que los llevan a obrar
fingiendo; omitiendo su verdadero yo.
lo que los hace marchar como fugitivos y clandestinos
viviendo y escondiéndose de la realidad.
actúan cautelosos y sigilosos en cada instante de su existir
¡Como si tuvieran que batallar contra ellos en el silencio!
Todo esto los hace recordar siempre y en todo instante
sus escenarios de antaño, en su infancia, de conciencia media o mínima
que le impidió aplicar el lógico pensar y el razonar,
entonces, en esas condiciones, ellos ejercen sin percatarse,
un dominio desconocido confuso y enfermizo
sobre todo en aquellos que se inauguran en la
¡Procesión Humana!
arrastrando a los procesionarios nacientes y consolidándolos
¡Sin vuelta atrás!
…y ellos consienten en ser conducidos y arrastrados por esa extraña y enfermiza corriente
¡De la gran procesión humana!
y esperan de ella, un resultado, que aparezca de un momento a otro,
como un encanto, un hechizo o una magía celestial
¡Que actúe como un aliciente!
y produzca y conceda las aspiraciones y los sueños más secretos
En la mente de los procesionarios están contenidas,
inmersas obras teatrales a ejecutar,
aprendidas durante todo su peregrinar por la vida,
conteniendo instrucciones para ir siendo ejecutadas,
a medida que van cayendo los telones del teatro de la vida…
… y van apareciendo distintas formas de actuar,
las cuales las encarnan con mucho frenesí…
imprimiéndole delirio, entusiasmo y exaltación de ánimos.
A veces con un ardor que se confunde con furia o locura temporal,
que modifica provisionalmente la dirección de su procesión,
encausándola por otro derrotero.
¡Pero siempre dentro de la misma procesión!
La memoria y la sincronización del libreto de vida va activando cada actuar,
y estrena su ejecución en la misma medida que un telón cae
y otro se levanta, del teatro de su vida,
abriendo otras etapas aparentemente de su existir,
detalladamente escrita en su (yo-grabación), su mente
como si hubiera estado dormida o invernando
todo el tiempo transcurrido.
¡Esto ocurre inconscientemente!
¡El procesionario pensará que es su libre albedrio!
¡Su pensar!
Estos cambios de telones en el teatro de su vida
¡Dentro de la procesión humana!
promueve el inmediato cambio del Estado del yo
¡es como si fuera otra persona!
con conductas procederes y estructuras de pensamiento distintos
¡Esto desconcierta y confunde a todos!
e implanta grandes fisuras, heridas, ofensas y situaciones inesperadas
que hay que saberlas manejar porque no admiten
¡Razones lógicas del pensar!
estos impases arraigan, a veces, y enraízan más a los procesionarios
¡En la gran procesión humana!
… así caminan y caminan… encubiertos y camuflados…
enmascarando su autentico yo interno, falseando y fingiendo,
continuando las sendas de sus progenitores y educadores
¡Sin entender nada!
Y van quedando atrás, casi olvidados, todos los sueños,
todas las viviendas pasadas, solo permanecen o afloran
aquellas selectivas esencias bien filtradas que marcaron época en sus vidas,
que todavía arden fogosamente en sus mentes, como originales
¡Con mucha vehemencia y pasión!
Solo una tenue reminiscencia, se asoma en sus mentes,
imprecisa, ambigua, indefinida, un tanto borrada, casi olvidada,
de ese ayer que se resume y concentra condensadamente
¡En un solo punto!
¡En forma de recuerdo!
comprimiendo todo su existir, tan callado y amordazado…
… enmudecido por los avatares de la vida…
… sigilosamente cuidado y sepultado por la imperiosa necesidad…
…por la algarabía y el bullicio diario ruidoso que brota permanentemente,
que cada vez, más se aleja y mas se empequeñece o desaparece,
y a veces se confunde, no sabe si fue realidad, o lo soñó, o se lo contaron.
Estos cuerpos con vida, continúan caminando y caminando,
…dando inciertos pasos…
¡En la procesión humana!
¡Sin acierto ni atino!
Viviendo siempre a posterior, cuando logran concientizar sus pensamientos
el tiempo, al transcurrir, lo va moldeando y flexibilizando
¡Cambiándole su destino!
como si existiera una mano oculta que lo domara lenta y desapercibidamente.
A veces el procesionante, lo percibe como si con brío y vitalidad lo impulsara,
con mucha energía y resolución, para incitarle a seguir…
en otras ocasiones, nota que lo lanzan y arrojan con pronunciado coraje,
para invitarlo a despedirse de este mundo elaborado de imaginación y ensueño
y en algunas eventualidades le activa las memorias de antaño, sedimentadas,
colmadas de melancolías, nostalgias y tristezas que lo deprime y lo angustia,
¡Envueltas en soledad y aflicción!
Pero el gran peso que sus hombros soportan…
…por estar insertos en la procesión humana aprendida,
cimentada y perfeccionada a lo largo de todo su existir,
con tenacidad y firmeza, grabada en su libreto vital,
resiste intensamente a la liberación de su ser,
haciéndolo inflexible a cambios…
para continuar su acción encausable y pertinaz,
de la obra solemne progenitora y de sus educadores,
¡Para proseguir en la procesión de su vida!
De esta manera interfiere al pensar y actuar e induce fuertemente
a los seres insertos en la procesión humana, obligándolos a recobrar
el modelo de antaño, continuando su andar dentro de la procesión.
Dentro de sus mentes, se instala interminables conflictos existenciales,
que complican inmensamente su mundo del razonar y pensar.
y retumba como un eco difundido con repercusión,
y mucha resonancia, la obra progenitora y de sus educadores,
y a gritos exclaman su alma, dentro de un silencio ahogante
¡Como en ceremonial!
¡Señoras y señores!
¡Aquí estoy yo!
¡He aquí la obra de mama y papa!
¡Les cumplí !
¡Soy continuación suya!
Pero él, adentro, muy profundamente, en su alma
¡se encuentra lánguido y marchito!
Confundido y azorado, extraviado y despistado, desconcertado y acorralado,
¡arrastrado por la procesión humana!
¡sin encontrar ubicación que lo calme!
¡ni entiende que le está pasando!
¡Y con su sublime llanto silente!
¡Llora su desventura!
¡Sus ojos húmedos y tristes flojean!
Agotados y extenuados, como si estuvieran debilitados,
¡Exteriorizan el desaliento a la vida!
¡No consiguen un asidero que los calme!
como si no le quedaran mas fuerzas para seguir
¡Seguir en su gran procesión humana!
¡Vacía y sin significado!
Donde cada vez más se fatigan, quedando decaídos y abatidos.
¡Se desvanece más y más!
¡El sentido y significado de la procesión!
Pero aguardan, con una remota esperanza, y luchando desesperadamente
contra todos los embates de la vida
para conseguir calmar su alma
¡Y para que no agonice esa esperanza lejana y distante!
¡Evitando , que se consuma y apague definitivamente
¡Para que no expire junto con todo su ser!
Mientras tanto sabe esperar que aparezca mágicamente
¡Esa llamita!
¡Esa llamita que nunca muere!
¡La llamita de la alegría de de vivir!
¡La llamita de sentir a su alma acompañada!
¡Unida con la pasión por saber!
únicos alicientes que motivarán a su niño que lleva y late por dentro,
para poder cesar y acabar con un certero golpe de gracias
¡Esa dañina y esclavizadora procesión!
¡La procesión humana!
Este dilema y disyuntiva crea intermitencia en sus vidas,
por las recaídas periódicas, con mucha frecuencia
que lo arrastran a guarnecerse en busca de valores perdidos… extintos,
en el banco de datos de las grabaciones progenitoras y afines,
procurandose un pasajero alivio adormecedor…
¡Y en su mente exclama triunfante!
¡Me he encontrado a mi mismo!
¡Estaba perdido!
Lo que ocurrió fue que recurrió, apelando a las mas tiernas grabaciones
¡Las grabaciones infantiles!
Activando al guion de vida, en busca de los valores más
¡Felizmente grabados en los antaños tiempos!
¡En la niñez!
¡Cuando tenía una relativa alegría!
¡Fue una fuga aliviadora!
¡Fue un proceso vital!
Continúan transitando los seres humanos, andando y andando,
ambulando y ambulando, recorriendo como errantes, sin parar
las sendas que lleva la procesión vital…
unas veces se bloquean ajetreándose para calmarse,
otras divagan, trillando las huellas y veredas de tiempo lejano,
turnándose en ciclos alternativos, creyendo que eso le otorgará
¡La aguda visión necesaria!
Para enrumbarse por el autentico camino de la libertad
¡De la liberación de la procesión!
La atrocidad no consistió en las meras grabaciones mentales,
si no en la basura y las falsedades que se grabaron también…
que se fueron sedimentando progresivamente a lo largo de su vivir,
y hoy producen una bulla infernal dentro de sus cabezas
¡Una gritería ruidosa, entrepitosa e insoportable!
¡Una algarabía atormentadora!
¡Sin que el procesionante lo concientice!
Posteriormente le tuerce la sensatez, reduciendo su brillantez,
hasta el límite de anularlo, desviándolo e incapacitándolo,
impidiendo que inicie una oportuna introspección
y comience una época nueva de meditación y reflexión
en la cual deliberaría y detallaría minuciosamente todo,
discurriendo con mucha agudeza, y astucia y elevada filosofía
¡Todas las ideas enfermizas que lo sepultaron en la procesión!
De esta manera queda reducido, refugiado y obligado
a continuar siendo parte de:
¡La gran procesión humana!
entonces
acobijado y escondiendo su yo
continuará desfilando
¡En la gran y vital procesión humana!
¡ A esperar y seguir esperando!
¡Por no haber aprendido a usar el lógico pensar!
¡Y no saber tomar decisiones!
¡Ni haber sabido abandonar a tiempo el mundo que lo creo
para crear otro propio
¡Basado en el pensar y el razonar!
¡Silenciando todas las grabaciones dañinas antes!
¡Y desertando la gran procesión humana!
La procesión humana
1era parte
30/07/2018
Jesús Riquelme senra