231 - CONCILIACIÓN ENTRE DIOS Y EL DIABLO Segunda parte
CONCILIACIÓN ENTRE DIOS Y EL DIABLO
Cuento-reflexión-y
ensayo N°91
Segunda parte
Después de una
reflexión y revisión exhaustiva,
de toda su existencia
transcurrida…
estimulada y
esperanzada por los nuevos tiempos, que se avecinan,
que se inician a
partir del dialogo, con el Diablo.
¡Dios!
¡cumple
con lo acordado!
¡voluntariamente!
para continuar con el
trascendental, dialogo,
que había iniciado
accidentalmente,
en un rinconcito del
universo,
cuando se enfrentaba
a una gran cantidad de avatares,
ocurridos en
trascurso de su vivir,
y que hoy repercute
fuertemente en su mente.
¡insólito!
y por primera vez,
durante toda la
eternidad, ya fluida,
¡Dios!
¡decide espontánea y buenamente!
dialogar con el Diablo,
para conciliar las
diferencias,
causadas por la falta
del dialogo.
Resultó notorio,
que Dios se ofreciera,
a avisarle al Diablo,
para reiniciar,
un profundo dialogo
entre los dos,
¡ejemplificante para la humanidad!
Nace una nueva época,
se avecina la anhelada esperanza,
de implantar el
régimen del:
¡dialogo abierto y sincero!
por encima de la fe…
por encima de la
prepotencia y el engreimiento,
¡dentro de su solitario mundo!
¡ininterpretable!
El Diablo le susurra al oído a Dios,
como un baluarte
dirigido,
para tranquilizar a
la humanidad.
Errar también es de Dios...
pero saberlo corregir,
es saber dialogar hasta el final…
en busca del éxtasis:
¡de la perfección…!
¡…a donde todos queremos llegar…!
Como era de esperar,
de esos dos máximos
símbolos,
¡del bien y del mal!
de esos dos máximos
ideogramas de:
¡Dios y el Diablo!
abstractos y subjetivos,
nacidos como bandera,
figuras o iconos,
¡de la Humanidad!
El dialogo lo fue
redimiendo paulatinamente,
emancipándolos de sus
posturas radicales…
de su actuar
inflexible…
que tenían antes…
sin saber porque.
Ambos cumplieron y
coincidieron,
con una extremada
puntualidad ejemplificante,
en el sitio acordado,
para la codiciada
cita.
Por primera vez,
en el vasto universo,
unían sus esfuerzos,
para armonizar…
y obtener la utopía de la perfección.
No se necesitaron los
saludos aprendidos…
ellos se realizaron a
través de la mirada y el silencio…
¡dentro de sus mentes!
acompañado de la
necesaria
fecunda y prometedora
¡esperanza!
avalada por la:
magia del saber
dialogar…
¡en iguales condiciones!
Se dio inicio al
encuentro,
en un tono
conciliador,
donde el Diablo le dice a Dios,
recordándole sus
palabras anteriores:
“me dijiste la vez
anterior,
que estabas absorto y
preocupado,
por los errores que
habías cometido…”
¡los considerabas imperdonables!
“No entendiste que
paso”
así me dijiste y me
manifestantes también:
que sentías una
especie de culpa o arrepentimiento,
por los inmensos
daños que le causaste:
¡a la Humanidad!
¿puedo saber, en
forma ordenada y sintética?
¿Cuáles fueron esos
errores cometidos…?
¿y a quienes
perjudicaste?
Dios, con
mucha humildad, al diablo le dice:
unos de los errores
de mayor trascendencia,
y más notable fue:
¡el exigirle a la
humanidad!
¡Que me adoraran
por encima de todas las cosas!
Si yo, siendo Dios…
hago tal exigencia a
la humanidad,
entonces:
¡no podría ser
Dios ¡
porque Dios no
necesita que lo adoren,
todo lo contrario,
que busquemos la perfección,
hasta el extremo que
lo superemos,
como una madre,
cuando actúa con su
hijo.
Exigir que lo adoren
es una:
¡humillación a la
humanidad!...
¡sería un gran
defecto mío!
¡sería una grave
enfermedad!
¡yo, no sé qué me
paso!
Como si una madre
solamente quisiera
para su hijo,
que se estanque, y
solamente la adore a ella,
Si yo sabía,
porque soy Dios…
que la humanidad solo
necesitaba:
¡compañía!
¡enseñanza!
¡aprendizaje!
¡educación!
¿Por qué le exigí
que me adorara,
por encima de todas las cosas?
…Igualmente me pasa a
mí,
solamente necesito compañía,
estoy solo y no tengo
con quien hablar…
¡entonces!
¡la humanidad debería ser mi
compañía!
de igual a igual.
Además, si, mi
primera necesidad era compañía,
debí haberlos dotados
de pura perfección,
y no, que pasaran,
por las grandes:
calamidades y
penurias,
por las cuales, pasaron.
El Diablo le
hace una pequeña señal a Dios,
para intervenir
brevemente:
y le dice:
¡lo importante no
es arrepentirse de los errores, Cometidos!
es hacer un esfuerzo
para enmendarlos,
reparando, si es
posible, los daños ocasionados,
y restableciendo el
bienestar a los perjudicados,
evitando volver a
caer en esos errores…
Dios, que
observaba detenidamente al Diablo,
y con una incipiente
ternura, matizada en su mirada
¡esperanzadoramente!
al ver al Diablo
con una intención veraz
¡de conciliar!
continúa diciendo .
Gracias por tus
consejos,
por ellos, me siento
bien,
por qué es la primera,
vez que recibo,
una caricia de reconocimiento
en toda mi vida
de inmediato el
Diablo le dice imperiosamente:
¡por qué te has
mantenido en una extrema soledad!
Dios de
inmediato responde,
ya yo lo sé,
y continua diciendo:
¡se me agravó todo para mí!
¡en una espantosa soledad!
¡y en ella me encuentro ahora...!
¡no tengo con quien hablar!
No supe cultivar
amigos y compañeros,
en toda esa
eternidad,
y ahora los necesito,
¡urgentemente!
¡Me estoy marchitando aceleradamente!
mucha gente, está
dejando de creer en mi…
otras, empiezan a
dudar de mí…
se debilita la
creencia, en todo mi postulado…
mi imagen se ha tornado,
en símbolo de fantasía…
Es necesario construir otra imagen de Dios…
¡un nuevo diseño
de Dios!
con otra visión del universo,
y todos sus ingredientes dinámicos.
Hay que enseñarle a la humanidad,
a
saber disfrutar de esta:
¡increíble
creación!
que me la han adjudicado a mí,
¡sin ninguna
vacilación, ni titubeo!
Continúa Dios desahogándose,
como si necesitara estos momentos…
¡como
terapia espiritual divina!
y continua repitiendo insistentemente…
¡como una idea
fija, auto-atormentadora!
¡adorar no es
compañía!
¡adorar es
humillación!
¡para los dos,
tanto para el adorador como el adorado!
Continua Dios su exposición,
también me angustia mucho y me deprime,
el hecho de que mi engreimiento es:
¡enfermizo!
he reflexionado durante todos,
los eones del universo.
Mi comportamiento es una prepotencia mal
aprendida,
¡y no sé de dónde
salió!
¡no puedo decir que fueron mis progenitores!
¡es vanidosa y arrogante!
¡orgullosa y jactanciosa!
creadora de un gran:
¡vacío espiritual!
¡vacío existencial!
Alguien grabó en mis
mentes esas:
¡ínfulas de superioridad extrema…!
que me impiden
disfrutar y cultivar,
¡la maravillosa compañía de verdad!
¡constructora de la hermosura de la vida!
El Diablo, muy afligido,
de ver a Dios acorralado,
con su propia obra,
hace nuevamente una
señal,
para intervenir
brevemente,
diciendo:
debemos todos,
aprender a saber
silenciar:
¡las sombras y los recuerdos!
¡que nos atormentan!
y en lugar de
invocarlos…
¡callarlos!
¡evitando que afloren en nuestra mente!
y en su lugar,
construir nuevos caminos hacia el éxito,
¡hoy es otro tiempo…otro lugar…!
¡saber dar y recibir ternura!
¡saber hacer los correctivos!
creando y creyendo,
en el amor incondicional,
¡entre todos!
de este fantástico
mundo.
El progreso y la
perfección,
es el resultado de
haberse equivocado varias veces…
y haber sabido, a
tiempo y oportunamente,
realizar los
correctivos a esas:
¡equivocaciones!
La mejor enseñanza es
la que:
¡nace de los errores!
en los que fuimos incurriendo,
mientras veíamos y
sentíamos,
transcurrir, a esa
magia cambiante del tiempo…
¡absorbiéndonos la vida!
de gotita en gotita,
de pedacito en pedacito.
Me emociona
enormemente,
y a la vez me
tranquiliza,
el gran esfuerzo que
haces…
¡desnudándote frete a mí, precisamente!
reconociendo los
errores,
y buscando
alternativas,
para subsanarlos.
Los seres Humanos van a sentirse,
profundamente
regocijados,
colmados de
esperanza,
por tus palabras de
hoy,
que operan como una
bendición,
reforzada por la
implantación,
de hechos concretos
que le siguen…
¡de ofertas convertidas en realidad!
El semblante de Dios,
se encontraba con una expresión,
reluciente,
por las palabras
tranquilizadoras,
y alentadoras del Diablo,
¡quien se había crecido en la conciliación!
increíblemente.
¡el Diablo!
como si quisiera,
finalizar su intervención,
alentado por los días
por venir…
que su imaginación
creaba,
y estimulado por
este:
¡inolvidable momento!
le pide a Dios que concluya,
su brillante
exposición,
tomando la palabra.
Dios,
completamente desconocido,
con una naciente
imagen sorprenderte,
se dirige al Diablo:
diciéndole:
mejor habla tu…
yo estoy shock,
silenciado por este
evento,
jamás imaginado,
ni concebido.
El Diablo responde:
igualmente, yo
necesito,
digerir esta
conversación…
¡necesito tiempo!
me ha hecho cambiar
mucho,
¡mi idiosincrasia!
En la próxima
reunión,
comenzare a hablar
yo…
para ese entonces ya
habré,
digerido y asimilado
esta profunda conversación…
¡jamás vista!
Mejor,
despidámonos ahora,
y volvamos después,
cuando tú lo
necesites,
le dice el Diablo a Dios,
ambos acceden en recesar,
comprometiéndose Dios, nuevamente,
en realizar la
convocatoria de la próxima reunión.
Continua en: CONCILIACIÓN ENTRE DIOS Y EL DIABLO Cuento-reflexión-y ensayo N°92 tercera parte |
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