34-LA ALCANCIA PARTE III
LA ALCANCIA
PARTE III
Más reflexivo, mi nuevo ser, producto
de la madurez,
como si retornará de un sueño profundo
y acompañado siempre con mi querida
alcancía,
como una brújula, viajaba, avanzando
en el tiempo.
Marcando mis pasos con notable
seguridad;
abrigándome la esperanza de un lúcido
y prodigioso futuro,
cada vez mejor, para toda la
humanidad.
Una gran convicción, en mis monedas
ahorradas,
daba certeza de mi actuar,
con fervor vencía, así, los grandes
obstáculos,
que mis “queridos amigos” ahora convertidos
en rivales, me oponían.
Caminaba superando la lluvia de
adversidades,
que ellos de la nada fabricaban.
Con frecuencia percibía una rara
sensación,
de que estaba cambiando velozmente el
mundo exterior.
Todo comenzaba a serme un tanto
extraño;
mis amigos se diferenciaban cada vez
más de mi…
era inútil todos los esfuerzos por
conciliarlos consigo mismo.
Las pasiones bajas se imponían y los
doblegaban…
¡Rezagados rugían inexplicablemente al
sucumbir!
Otras veces la impresión la captaba,
como si la transformación fuera en mí,
que yo me alejaba de ellos con
rapidez…
¡El mundo se partía en dos!
Unos poquitos me acompañaban
y verdaderamente se identificaban con
mi alcancía,
entendían y valorizaban las monedas
ahorradas
¡Las vivían intensamente!
le anexaban nuevas monedas.
¡También las sentían suyas!
¡eran de todos!
esto reconfortaba mi más profundo
sentir.
Los otros como rivales, se amotinaban
para combatirme,
aturdidos por escuchar y depender de
la bulla de sus vecinos.
La situación estaba de hecho
planteada,
Y cada vez más me agudizaban las
diferencias…
…las diferencias que nos separaban…
…los dos mundos acelerados se repelían
mutuamente.
Un gran dolor me invadía,
paralizándome y enmudeciéndome
Cuando los veía reducidos y
convertidos en los lamentos permanentes,
Inmersos en un bullicio de quejas
repetitivas
Orientadas a justificarse y culpar a
mi alcancía,
Del abandono en que se encontraban.
¡Era como si un fantasma los poseyera!
Doloroso también era cuando apreciaba,
Sus impenetrables rostros convertidos
en muecas,
Cuando reconocía en sus miradas la
ausencia…
… la ausencia de la hermosura viviente
del antaño,
Cuando descubría la desaparición de la
alegría,
Cuando ya no existía la espontaneidad,
ni la autenticidad
Cuando sus sonrisas se reducían a un
mero ritual desacertado,
Al vivir de las apariencias y de la
superficialidad.
A veces por mi mente desfilaba la
idea,
De que podría ser yo el extraño,
Por estar aferrado a mi querida
alcancía
Pero rápidamente me recuperaba
Ordenando todo en sus apropiadas
dimensiones.
Por grandes crisis pasé.
No podía aceptarlo.
Había una fuerza interna que me
gritaba ¡NO!
¡NO!... no puede ser éste el destino
del hombre!
¡NO!... no puede ser ésta la finalidad
de la humanidad!
El egoísmo, la codicia, la envidia y el
aturdimiento,
¡no pueden imponerse!
¡No puede desplomarse el mundo
pintado…
…pintado con los colores de mi
alcancía!
¡Desvanecerse
todo en Nada!
…después de tanto esfuerzo para
obtener el ascenso del Hombre…
…el ascenso desde la Nada para ser Algo!
Y eso Algo es la Humanidad diseñada
como una magia.
¡Hay que luchar porque el sueño
continúe!
A las grandes crisis le siguieron
otras peores,
Cuando todos mis amigos-rivales
Se asociaron para destruir mi querida
alcancía.
¡Con traición y a mis espaldas!
¡Sin ninguna razón arremetieron contra
ella.
¡En añicos la convirtieron!
No existía palabra alguna,
Ni argumento que lo justificara.
Un gran silencio ensordecedor me
amordazó,
Cuando constataba lo poderoso que es
el sentimiento de envidia.
Largos años me costó entender lo
ocurrido.
El silencio, la distancia y la lejanía
Me sumió en una profunda reflexión.
La envidia y la ambición resonaban en
el ambiente.
Lentamente y gravemente herido,
Recopilaba los fragmentos de mi
querida alcancía.
Armándola nuevamente
¡mágicamente la reconstruí!
¡no sabía de dónde surgía tanta
fuerza!
¡no sabía cómo tenía tanta
resistencia!
Para levantarme y caminar…
Y otra vez empezar, con constancia y
perseverancia
¡Como si ni hubiera pasado nada!
Un caudal inmenso de nuevas monedas
Comenzaron a surgir.
Las preservaba en mi resquebrajada
alcancía.
Nuevas ideas fluían por mi mente,
Más valiosas, saturadas del perdón y
compresión requerido.
Colmadas de pasión por saber, en
búsqueda incesante de la perfección.
Ideas necesarias que emanaban de lo
recóndito de mi ser
Para volver a albergar el amor y los
ideales
Jurados en aquella playa,
Que las huellas del tiempo dejaban
traspasar…
Pero ahora con más propiedad, más
firmes.
Abarrotadas de radiantes tonalidades
Como si hubiera sido escrito con tinta
indeleble,
En lo más profundo de mi existir.
Para florecer con ahínco y con
dimensiones enigmáticas.
Era como si en mí, se hubiera avivado
la llama…
…la llama encendida en nuestra niñez
Que nos hacía arder nuestra
imaginación.
Que nos hacia soñar con nobles
ideales,
Que activaba nuestra creatividad,
Haciéndonos vibrar inmensamente de
ganas de vivir…
Y compartir con todos el gran milagro
de la vida.
Ese gran sueño que es “LA HUMANIDAD”.
Para viajar más allá de nuestra
fantasía creciente,
Para transformar el mundo más allá de
lo posible
Llenando la alcancía con nuevas y
novedosas monedas,
¡Durante toda la vida!...... ¡durante toda la vida!...
¡Y nunca parar!
Para avanzar más y más!...... más y
más…
¡Y nunca parar!
Para eternamente buscar y buscar… buscar
y buscar
¡Y nunca parar!
JESUS RIQUELME SENRA
La Alcancía III parte
1973
CONTINUA EN:
LA ALCANCÍA PARTE IV