96- EL YO Y LA FELICIDAD (2da. parte)
EL YO Y LA FELICIDAD
(2da. parte)
La conversación y el
abrazo de aquel día,
seguido por su
juramento,
conmovió a los niños
e inició un innovador
giro en sus vidas.
Nació una mutua necesidad de volverse a encontrar.
Surgía una cálida
amistad
cimentada por comunes
ideales,
más intensa en el
niño del peñón,
quién solía
frecuentar ansiosamente el lugar.
Un día, al amanecer,
cuando salía el sol,
coincidieron otra vez
en la rivera del río.
Iniciaron el tan
esperado recorrido,
deteniéndose en el
Peñón del juramento, al borde del río.
Una fecunda conversación
fluyó en su caminata,
el niño del peñón le
decía a su compañero:
¡hablaste, la vez
pasada, como un filósofo, lleno de sabiduría!
y con desasosiego lo
colmaba con más preguntas
…si mi yo es abstracto y perecedero …
y no reside en ningún
lugar…
..si es solo, una
concientización de la sensación de vida,
..si ese yo se esfumará cuando perezcamos
y no quedará nada
entonces ¿tiene
sentido que mi yo se esfuerce
en buscar incesantemente la felicidad?
¿En que consistiría
ella?
¿Todos podríamos
encontrarla?
El niño apodado el
filósofo, lo escuchó pacientemente,
y con la ternura que
lo caracterizaba,
lenta y
ordenadamente le respondió
a sus abrumadas
preguntas,
aclarándole antes,
que tenía que erradicar
todos los conceptos
mal aprendidos,
pensar con claridad y
sin prejuicios .. y le dijo:
La felicidad es una palabra muy fácil de escribir
pero muy difícil su compresión…
es buscada por todos,
con inexplicable devoción.
Algunos consumen sus
vidas tratando de encontrarla.
Ella se resiste a ser
definida con precisión.
Los hombres, eternos buscadores de la felicidad, no
saben lo que buscan,
tampoco en que
consiste, ni conocen como obtenerla.
Cabalgan a ciegas en su consecución.
Todas las definiciones
son aproximaciones,
temporalmente válidas
para algunos,
inciertas para otros,
pero muchos se
desvían, con frecuencia
en aturdimientos disfrazados de
felicidad
Son muchos los
factores que intervienen en ella,
principalmente la relatividad de interpretar el sentir.
pero para todos, está
arraigada al guión vital,
forjado en la tierna
infancia de cada ser
que dirige silenciosa
y ocultamente sus vidas
y se va ajustando a
como éstas fluyen,
a como la
internalizamos y lo que esperamos de ella.
Ese guión vital, con
estudio y esfuerzo puede reprogramarse
y facilitar la
búsqueda de la felicidad.
Obtendríamos
paz y tranquilidad,
y lograríamos un
estado de regocijo interno.
Consiste en un estado subjetivo,
percibido como tal
por el yo,
Y ocurre cuando confluyen
un conjunto de situaciones y circunstancias
iguales o parecidas a
la idealizadas
en el transcurrir de
la vida
y producen un
aparente bienestar momentáneo,
que será mayor o menor
de acuerdo a la suma
de esas situaciones y circunstancias
¡La felicidad está reñida
con la intelectualidad!
Es fluctuante,
acomodaticia y evolutiva.
Nos exige cada vez más y más…
Pero también se aleja cada vez más y más.
Es fugaz y debe disfrutarse a plenitud al presentarse!
¡No hay dos
felicidades iguales!
¡Es personalísima y puntual¡
Su búsqueda es un
reflejo de supervivencia,
inherente a la
materia palpitante,
llamada vida consciente.
Todos pueden
encontrarla.
Algunos necesitan
ayuda.
A otros la infancia
se la negó
y así marchan en sus
vidas angustiados en su búsqueda,
pero muchos claudican y se resignan.
La mayoría se
conforman con lo que la vida les ofrece.
Parece que para todos
es fundamental haber
aprendido amar a la
Humanidad
y a su entorno, a
temprana edad
haber aprendido a
conciliar con ella.
Habrá otro tipo de
felicidad en el futuro
y será allá entonces
cuando la Humanidad logre su
perfección
y alcance todos sus
sueños crecientes e inagotables
¡Será la felicidad de la Humanidad !
aunque hoy digamos
que es una utopía
El niño del peñón,
respondió sobriamente, al niño filosofo
Necesito muchos días
para meditar…
para interpretar y
asimilar esta conversación
y sorpresivamente
nuevamente le pregunto:
¿y aquellos que están
inmersos en una extrema pobreza
material e intelectual,
podrían conseguir la felicidad?
¿habría antes que
sacarlos de allí?
¿Cómo se podrían
sacar a tantos?
¿De donde surge esa
explosión de extremada pobreza?
Con voz pausada,
contestó nuevamente el niño filósofo.
Es correcto que
medites y aclares.
¡Yo he pasado toda mi
vida pensando en eso!
La felicidad es una búsqueda sin fin,
uno cree haberla
conseguido y de inmediato se escapa,
para exigirnos más y más.
Al final nos
resignamos con lo que vayamos viviendo
De repente exclamó
¡Esta anocheciendo! ¡vámonos!
¡Es peligroso!
Nos veremos aquí el próximo domingo a las 6am
te esperaré y
conversaremos sobre tu inquietante pregunta,
hablaremos del yo, de la extremada pobreza y la felicidad
pero recuerda:
traerte tu traje de baño,
¡nos daremos un
chapuzón en la desembocadura del río!
Se despidieron con un
fuerte abrazo de confraternidad
y así iniciaron su
retorno.
JESUS
RIQUELME SENRA
31/12/2008