119 - LA PROCESION HUMANA (CUARTA PARTE)
LA PROCESIÓN HUMANA
(Cuarta parte)
La
sucesión de desfiles y marchas en la procesión durante su vida,
es
conducida y encaminada, regida y gobernada desde sus mentes,
ellos
no advierten que todo está encausado y guiado ocultamente…
¡desde lo profundo de su ser!
Al
contrario, ellos piensan y están convencidos que dirigen y manejan sus vidas
¡con autonomía, autenticidad y
espontaneidad!
la
imagen que tiene de sí mismos proviene del:
¡imaginario contenido en sus mentes!
¡que tiene cada uno, de ellos mismos!
¡grabado por sus progenitores y por la
vida!
Y
con ese engañoso concepto ideado por la fantasía,
¡cimentado y forjado con la irrealidad!
A
través de su vivir, presumiendo supuestos, falsos y erróneos,
inculcados
por la narrativa de sus progenitores y educadores,
quienes
a su vez fueron, con la ficticia noción que tenían,
llena
de ilusiones, aspiraciones y esperanzas, impuestos y obligados,
a
través del aprendizaje y enseñanzas en sus infancias,
¡a ser… lo que no saben que!
¡y así se modificaba, aumentada y
deformada!
¡ese imaginario…!
todo
esto lo encadenó a un mundo irreal, engañoso y aparente,
como
una ilusión inexistente y absurda, imposible de realizar,
Y
con ese imaginario incierto, deformado, carente de lógica,
profundamente
contradictorio se enfrente a la vida…
y
hace una amplia, dura y vigorosa resistencia a cambios,
e
imprime el continuar coordinado y capitaneando su vida,
¡dentro de la procesión!
No
admitiendo y descartando toda ayuda que se le ofrezca,
oponiéndose
y rebatiendo sistemáticamente cualquier cambio de rumbo,
colocando
defensas y fortalezas impenetrables y obstructivas,
a
cualquier colaboración que se pretenda dar y obsequiar,
aunque
sea un mero consejo dirigido y dispensado a orientarlo.
A
veces estas aportaciones aplicadas y concedidas al procesionario,
son
mal interpretadas pues considera que no las necesitan
y
le van a producir y a propinar daños en su:
¡tan querido yo!
La
asistencia tiene que ser asertiva,
apropiada y a veces mágica,
sostenida
en el tiempo, con la madurez y oportunamente,
¡para que pueda surtir efectos!
¡y se logre el acometido!
Muchísimos
procesionarios, de esta manera, y durante su niñez
¡aprendieron cómo vivir y como sentir!
¡qué significado tiene para ellos la vida!
y
elaboraron ese imaginario, a la sombra del estudio y enseñanzas,
formándose
una sólida idea, equivocada de lo que creían que eran,
¡no de lo que en verdad eran!
La
imaginación y la creatividad asociadas, se encargaron:
¡de decorar y embellecer a su tan querido
yo!
con
los ensueños, las fantasías, las alegrías y conjeturas, que lo moldearon…
¡todas ellas trabajan juntas¡
¡en el diseño del procesionario!
¡de su personalidad!
Todo
fue una creación fantasiosa fraguada sobre suposiciones y creaciones:
¡conjeturas
hipótesis inexistentes¡
así
los procesionarios presupusieron, presumieron y se convencieron…
¡que
ellos eran la verdad, cierta y auténticas!
¡así se lo inculcaron y lo aprendieron!
mas
tarde, el tiempo los fue enfrentando a la realidad ,
pero
en lugar de razonar y usar el lógico pensar…
se
aferraron a su inicial concepción utópica que tenia de si mismo,
amarrándose
fuertemente a ella para asegurarse:
¡que nada cambiaria!
¡le resulta difícil, penoso y engañoso!
¡darle nacimiento a un nuevo yo!
¡su yo inicial no admitía otro yo distinto
ni modificado!
Esta
absurda idea de hacer y convertir su inicial mundo,
¡en inmodificable!
los
condujo a permanecer estancados en la procesión,
¡perdurando toda la vida en ella!
¡esperando la recompensa que nunca llegara!
¡ansioso de cobrar la acreencia de la
infancia!
¡que nunca cobrará!
Así
marchan y marchan, durante todo su existir
¡recorriendo todas los lares y caminos!
proclamando
orgulloso su peregrinar por la vida,
exhibiendo
en su pecho un gran cartelón abstracto,
¡como otro imaginario publicitador mas!
¡de los tantos difundidos en la vida!
De
esta manera cabalgan cantándole
al
mundo su búsqueda y quienes son:
¡orgullosos lo manifiestan!
¡exhibiendo a donde se dirigen!
¡que buscan en la vida!
y
en la espalda portan otro cartelón o letrero también abstracto,
en
donde les dicen al mundo…
¡que están dispuestos a pagar o ceder a
cambios!
¡por lo que buscan o ansían!
¡que esconden como secretos vivientes!
algunos
seres afortunados saben leer estos cartelones o letreros abstractos
¡el del pecho y el de la espalda!
y
se aprovechan de ellos, sacándole beneficios al leer sus cartelones,
valiéndose
de esa ventaja,
para
explotarlos y utilizarlos para conseguir sus propósitos,
los
usan para sacarle su tajada valiosa, en cualquier propósito,
ninguno
de los procesionarios, o casi ninguno advierte,
que
todo este comportamiento,
¡proviene de la necesidad de tómame en
cuenta!
¡figurar, brillar, reconocerme, valer… no
ser excluido!
y
ambular incesantemente a lo largo de toda su vida en busca de esos valores,
¡ser tomado en cuenta!
¡tal como ellos lo aprendieron!
Ocultamente
y en lo profundo de su ser
necesitan
un permiso sicológico interno abstracto,
dado
o concedido por alguna persona notable,
de importancia para ellos,
para
poder escuchar con atención y aplicar los consejos para reorientarse,
¡por los caminos de la liberación!
¡de la gran procesión humana!
¡ingresando en el mundo del pensar y el
razonar!
Este
“permiso” constituye y son palabras mágicas, acertadas y oportunas,
que
se le dirigen al procesionario, de inconcebible fuerza y convencimiento,
tiene
que poseer el “dador” una asombrosa ascendencia…
¡como un encanto o hechizo!
que
le llegue a lo más profundo de su ser
¡y lo reduzca y lo rescate!
¡lo redima!
para
ello, es necesario saber penetrar en lo profundo del ser,
¡en su mundo interior oculto!
¡escondido!
Es
necesario señalar que,
los
seres humanos que se encuentran bien,
¡fuera de la procesión!
¡huyen despavorido de ella!
¡y de los seres que aturdidamente la
integran!
¡no se quieren acercar ni involucrar!
¡no se quieren contaminar!
¡es como un instinto de conservación!
¡se acentúa entonces la exclusión!
¡el no tomarlos en cuenta!
Mientras
tanto y simultáneamente
los
nuevos nacientes de los procesionarios…
¡inocentes, con sus mentes en blanco!
¡sin saber porque!
¡surgen en escenario!
¡donde le fabrican su personalidad!
¡sin que ellos sepan nada!
¡y allí aprenden a marchar aturdidamente!
¡en la procesión humana!
Así
en
la infancia…
en
sus inicios…
en
sus primeros años…
en
su corral… en su primera casita,
con
sus primeras lecciones,
entre
los primeros años de amor y ternura ,
esos
niños van ensayando muy despacio…
van
aprendiendo sus primeras palabras,
y
con ellas vienen los sentimientos trucos,
aprendidos
de sus padres,
sus
primeros Dioses,
¡infalibles!
Vieron
cuales de esas conductas le daba resultados…
y cuáles
no… las que no le surtieron efectos…
…
cuando fracasaban…
se
instalan así, los primeros sentimientos
trucos,
como un instrumento valioso para ellos,
luego
fueron consolidados y fortalecidos,
hasta
incorporarlos en su repertorio de inteligencia,
¡de estrategias y mañas!
Luego
los fueron perfeccionando, anexándole otras depuraciones,
constituyendo
un poquito de artimañas y argucias,
¡para manipular!
como
una cadena de trampas y tretas, astucia y artificios,
¡llamadas equivocadamente, “inteligencias”!
¡calificándolos como mentes brillantes!
Con
ellas comienza la técnica de manejar a los demás
a
través de esos sentimientos trucos y
los juegos psicológicos ,
saturados
con una serie de conductas y estrategias sofisticadas,
¡amañando su actuar!
consolidando
definitivamente los fatales juegos psicológicos.
Así
vemos que la procesión humana está saturada,
de
estos personajes disímiles, con diversos argumentos distintos entre sí,
este
nutrido conglomerado, aparentemente normal, es desapercibido,
por
los observadores exteriores y frecuentemente pasan inadvertidos.
Muchas
veces, los mismos procesionarios se consideran personas especiales,
dotados
de cualidades excepcionales…
¡y así se le pasa la vida!
¡engreídos de sí mismos!
¡sin bases ni fundamentos!
aturdidos,
ignorando la realidad, no disfrutando del
aquí y ahora!
resignados
a continuar cargando sus cruces toda la vida,
¡dentro de la procesión humana!
los
argumentos que mantiene a los procesionarios dentro de la procesión
son
inmensamente variados y diferentes,
hasta
con tópicos personales ajustados a ellos,
los
más notorios son:
“el eterno lamentador”, “pobrecito de mi”,
“si… pero”,
“si no hubiera sido por ti… yo hubiera”, “el
susceptible”, “el rincón”, “el violento”,
“ahora te gane desgraciado”, “el religioso”,
“patéame”, “el limosnero”, “el eterno criticón”, “la trivialización”, “el
eterno desconfiado solitario”,
“el supersticioso tenáz”, “el fatalista perenne”,
“mi juguete es mejor que el tuyo”,
“el elegido”, “el eterno perdedor”, “el
marginado feliz”, “el comprador compulsivo”,
“los
excluidos resignados”, “los jugadores viciosos”,
“los drogadictos
incorregibles”, “los coleccionistas compulsivos”,
(de estampillas, cuadros, carros… y objetos
cualquiera),
el enfermo imaginario (hipocondriaco).
LA PROCESIÓN HUMANA
(CUARTA PARTE)
JESUS RIQUEME SENRA
07/11/2018