146 - LOS RECUERDOS (Segunda Parte)


LOS RECUERDOS
 (Segunda Parte)

Brotan los Recuerdos inesperadamente,
revividos por las asociaciones de ideas,
originadas inconsciente e impensadamente,
sin intencionalidad,
¡Y no los podemos controlar!

Nos sorprenden repentinamente,
cuando surgen de improvisto:
¡Probabilísticamente!
Jugando con nosotros,
transportándonos a mundos ya vividos,
colmados de alegrías, emociones y tristezas.

Esos recuerdos van danzando en nuestra mente,
dirigidas por la batuta del misteriosos tiempo,
¡Aleatoriamente!
Unos, con más vivacidad y bríos que otros,
algunos, nos producen alegría,
otros, nos entristecen el alma.

La Realidad, con su personaje inseparable,
¡La probabilidad!
Dispone cuales se activarán más frecuentemente,
¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Y de qué manera?
¿Y cuáles quedarán rezagados?
¿O enterrados definitivamente?
¡Formando nuestro Yo inconsciente!

Los Recuerdos traen consigo,
vivencias de un Ayer
un tanto olvidadas,
son presentes muertos, almacenados:
¡De un Vivir pasado…!
Con sus emociones, felicidades y alegrías,
con sus miedos, temores y angustias.

Nos hacen rebrotar, imprevistamente,
una gran cantidad de experiencias acumuladas,
¡Dispersas o perdidas en el tiempo!
¡Jamás sospechadas!
¡Ni esperadas!
De ese rinconcito, donde duermen temporalmente,
¡Llamado: la Mente!
¡Y todo ocurre aleatoriamente!
Con una gran intensidad, agregándoles otros:
¡Recuerdos!
¡También azarosamente!

Así, todos juntos, inician su secreto retornar,
agregándose, aglutinándose y reforzándose,
¡También fortuitamente!
En su camino hacia un ficticio nuevo presente,
¡El recordatorio vital!
¡Del allá entonces!

A veces, ese Nuevo Presente, renace con tanta fuerza y nitidez,
que nos impresiona súbitamente,
al percibirlo con mucha vivacidad,
como si fuera un verdadero presente.

Creándonos nostalgias y felicidades,
que habían desaparecido,
de un mundo que ya había cambiado,
¡Inexistente!
Que se ha precipitado vertiginosamente,
permanentemente cambiante, en perpetua evolución,
alterando y conmoviendo nuestro sentir,
¡Nos desconcierta y perturba!
¡Ese fluir dinámico!
¡Eternamente variante!

Otras veces, caemos en desesperación,
al recordar los incomprensibles momentos,
¡En eso minutos extremos de consternación!
¡Que no supimos manejar en aquel entonces!
O estábamos incapacitados, imposibilitados o impedidos,
luego hoy, nos preguntamos:
Lo qué hubiera sido posible,
Y
lo qué hubiera sido preferible en aquel entonces.

En otros casos, al resucitar esos recuerdos…
vienen consigo nuevas esperanzas…
…cuando todavía existen posibilidades…
o cuando puedan revisarse las cosas,
en ese misteriosos fluir del tiempo.

Y con él, regresan también,
toda una gama de acontecimientos,
que esperan ansiosamente…
ser modificados o reparados,
¡Porque no han perdido todavía su vigencia!
O así, lo percibimos nosotros.

Este renovar del Vivir…
también arrastra consigo nuevas alegrías…
¡Con tanto entusiasmo y efervescencia!
¡Que nos exige volverlas a vivir!
¡Robándonos el alma y nuestro sentir!

Invitándonos a retornar al pasado,
en busca de aquellas felicidades ya vencidas,
pero:
¡Nos sacude la realidad!
¡Cuando usamos la razón!

Nos estancamos,
entonces,
 en ese ficticio pasado,
mal recordado y mal grabado,
percibido en otra época,
cuando éramos aprendices de la vida,
¡Que no queríamos abandonar!

Mientras tanto, el tiempo continua consumiéndose,
agotándose y esfumándose,
¡Fluyendo indeteniblemente!
Y nosotros permanecemos confundidos y atascados,
¡En esa Incertidumbre!

Como consecuencia, y a veces,
detenemos nuestro vivir,
mientras estamos insertos y atados a:
¡Esos Recuerdos!
¡Mientras estemos poseídos por ese Ayer!

Inmovilizados quedamos entonces…
con esos nuevos presentes venideros,
porque nos los impide esos recuerdos del pasado,
que secuestra totalmente nuestro existir,
nos absorbe completamente.

Estos Recuerdos al reconstruirlos,
anexándole nuevos imaginarios,
que no tenían inicialmente,
con la esperanza de elaborar y recomponer…
¡Un vivir prometido!
Que aún permanece en la mente como una acreencia,
de un Pasado,
¡De una infancia extinta!
nos crea una acentuada confusión,
al pretender fundir dos épocas completamente:
¡Incompatibles!
¡En tiempo y lugar!

Entonces, en una gran euforia transitoria nos convierte…
¡Ese ficticio y preciso momento!
Como si fuera una nueva promesa de vida,
¡Con una nueva esperanza de una vida naciente!
Tan intensa que nos extasía
En un pasado inmóvil y congelado.

Nos dota momentáneamente de extremada fuerza,
acelera nuestro caminar increíblemente,
con pasos firmes y decididos,
¡En una nueva búsqueda que iniciamos!
transportándonos a un aparente éxito…
¡Luego todo se desvanece!
¡Cuando despertamos a la realidad!
¡Cuando recuperamos la razón!

Es la Probabilidad, la que dispone rigurosamente:
¡De nosotros!
¡Ella nos selecciona milimétricamente e inflexiblemente!
¡Inexorablemente!
Ella es la responsable de la acumulación de los recuerdos,
haciendo nacer y crecer a nuestro Yo,
¡Nuestro tan querido Yo!

Sin que se hayan aglomerado esos recuerdos,
¡No existiría ayeres!

Minuto a minuto se va agrandando,
a ese cúmulo o reunión de Recuerdos,
haciendo crecer aceleradamente nuestro:
¡Polifacético Yo!
De una manera sorprendente e inimaginable.

Sin recuerdos no habría melancolía…
ni añoranzas, ni tristezas,
la nostalgia tampoco existiría,
ni mucho menos las ilusiones,
tampoco los ideales.

Careceríamos de la noble esperanza,
¡No sufriríamos de soledad!
¡Ni nos afligiríamos!
¡Solo rudimentarios instintos!

¡No habría religiones!
¡Ni saber!
¡Ni progreso!
Quedaría probada la inexistencia del:
¡Alma!
¡No habría el Amar!

Continuará  en Los Recuerdos,
Tercera Parte.

LOS RECUERDOS
 (Segunda Parte)
Jesús Riquelme Senra
31/05/2020

Entradas populares de este blog