95- EL YO (Primera parte)

EL YO
(Primera parte)

Extasiado, un niño, con sus ideales,
Y caminando por la silueta de un río,
Tupido por una densa selva,
A otro niño encontró,
Sobre un enorme y blanquecino peñón,
Al  borde de la orilla,
Sentado sobre él, pensativo se encontraba.


Al saludarlo: ¿Que haces allí?
El niño con preguntas le respondió,
¡Pensando  que es mi yo!
¿Dónde reside?
¿Por qué estamos aquí?
¿ y para qué?
¿Cuál será nuestro destino final?
¿A donde iremos después?


El otro niño sonrió con ternura
a sus angustiadas e inquietantes preguntas
y apaciblemente, con un poema, le respondió.


El niño, desde lo alto del peñón
Con mucha atención lo escuchó
Dentro de una profunda extrañeza,
Por la calidad de la inesperada respuesta obtenida
Aunque sin poderla asimilar al principio.


Sorprendido quedó, por la sencillez y la humildad,
Del poema declamado.
Más aún llamó su atención,
Las delicadas palabras, el amor y la esperanza,
Que a sus respuestas le imprimía.
Ese poema decía así:


(Poema Declamado)

¡… Y la nada, en energía y materia se convirtió!
Sin saber porqué se organizó.
Su organización creó la vida,
Que en sus comienzos era primitiva,
…sin conciencia y sin Yo…
¡Era solo reflejos indefinidos!


Fueron inmensos años que necesitó,
Esa materia organizada llamada vida,
Para procurarse conciencia de sí misma.
¡Luego  como magia, progresivamente, surgió el Yo!


Un yo incipiente, amorfo y posesivo
Un  Yo que solo miraba hacia sí mismo,
Atrapado en un manojo de instintos de supervivencia,
Luchando contra las vicisitudes de la incertidumbre,
Perfeccionándose y definiéndose lentamente
¡Para ahora estar aquí!


¡Es un Yo abstracto y perecedero!
Que no reside en ningún lugar.
Solo representa temporalmente nuestra identidad.
Ese Yo, por ahora, es solo una ilusión.
Ese Yo es solo una percepción de una sensación.
Ese Yo se esfumará cuando perezcamos.
Se desvanecerá, y desaparecerá
Por lo etéreo de su existencia
¡Y no quedará nada!
      Regresara  a la materia de donde surgió
¡Regresará a la nada!


Pero esa conciencia de sí mismo,
A medida que lucidez lograba,
 Lo condujo a la imperiosa necesidad
De diferenciar su Yo de la nada,
Creando a su diseñador,
Fabricando a su primer Dios
Lo fue perfeccionando a medida que lo hacía él.
Hoy pretende fundirse con él en uno solo,
Al considerarse su imagen y semejanza.


También construyó una interminable pirámide
Con el interminable saber
Así se hizo dueño absoluto del planeta
¡Lo está diseñando a su antojo!


…Y estamos aquí por casualidad.
Por una infinidad de coincidencias,
Nuestra misión será optimizar
Ese  gran cúmulo de conocimientos,
Construido con esfuerzo y tesón
Evitando que la vida se revierta a la nada.


 Estamos aquí, para darle sentido a la existencia
Prolongándola, perpetuándola, mirando lejos,
Formando con nuestros semejantes una sola pieza
Así todos juntos lograremos la inmortalidad anhelada.


Estamos aquí para convertirnos en ese Dios,
Que con tanto afán definimos
y que de pasito en pasito fuimos construyendo,
Anexándole cada vez más cualidades y virtudes
Que guiarán nuestro futuro caminar.

Estamos aquí para eternizarnos
Más allá de los límites impuestos
a esa materia palpitante
De la cual salimos, sin saber porqué.


Estamos aquí para vivir intensamente
Cada instante que nos otorgue la naturaleza
Espontáneamente, auténticamente y con humildad
Autónomos y con gran calidad. 


Y nuestro destino dependerá
De haber sabido utilizar esa sapiencia
Pero si fallamos, retornaremos a la nada.


Iremos a donde planearemos.
Iremos a donde nuestra creatividad  nos guíe.
Inventaremos lo que sea necesario.
Reprogramaremos nuestro mapa genético.
Perfeccionándolo para hacernos eternos.


Ese yo, seguro por sus conocimientos,
Aunados a su gran pasión por saber
Surcará los cielos
Llevando su presencia a cada rincón del cosmo,
Marcándolo con sus huellas, igual que en las cavernas


Acomodará el universo a su necesidad y conveniencia
¡Lo que conciba lo logrará!
…Con esa gran pirámide del saber…
…Con ese yo inquieto, pujante y creciente…
¡Con ese yo ambicioso e insaciable!

Jugaremos con el tiempo y el espacio,
Con la materia y la energía,
En nuestra incesante búsqueda,
En el ascenso del Yo


Preservaremos con esmero a la humanidad.
Velaremos por su entorno.
Cuidaremos a ese frágil  “Yo”,
En todos sus detalles
¡Todo será posible!


Ese día, los dos niños se abrazaron
Jurándose mutuamente dedicarse
Incansablemente a conservar la vida
Para perfeccionarla  y eternizarla
Y nunca decir NO a su incesante búsqueda
Juraron también: NO conformarse como son;
¡Serán lo que se propongan!
Solo es cuestión de tiempo y esfuerzo
¡Todo será posible!



Jesús Riquelme Senra
02/07/2008
  




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