118 - LA PROCESIÓN HUMANA (TERCERA PARTE)


La procesión humana
(Tercera parte)

A veces, en un inesperado día, en algunos procesionarios,
algo empieza a ocurrirles, sin que ellos sepan el porqué
¡como si fuera un estado aleatorio!
¡inesperado y fortuito!

Esto sucede cuando se presentan eventos sorpresivos e inesperados en los seres humanos,
que los obliga a cuestionarse las grandes preguntas y decisiones vitales…
… raras veces, solos y con la meditación, logran superarse,
venciendo los obstáculos, silenciando las grabaciones dañinas… razonando
¡abandonando la procesión humana!

La mayoría no consiguen silenciar esas grabaciones dañinas
y continuan todo su existir insertos en ella… a esperar…
¡a esperar que se cumpla su imaginario!
¡producto del aprendizaje!
¡que nunca llega!

Otros requieren y necesitan ayuda externa y profesional,
en muchos casos la revisión comienza por examinar e inspeccionar,
que le causan el malestar, la angustia y la depresión…
¿Por qué se encuentran abatidos, desanimados y postrados?
la controversia se instala en sus mentes…
verifican, cuestionan y someten a critica cada uno de su actuar.

comienza un interno interrogatorio polémico,
¡donde hablan varios personajes en sus cabezas!
discuten a fondo la disputa, constatándola y auto refutándose…
vigilan con atención cada detalle y por menor de sus vidas
¡desmenuzándola!

Vacilan, balancean y fluctúan como si oscilaran en las decisiones,
deliberan las dudas que surjan,
¡los hacen tambalear y titubear!
¡brota la incertidumbre!
¡frente a las indecisiones inrresolutas!
¡a veces la perplejidad se asoma!
Para finalmente concluir decidiendo y aclarando los enigmas
¡que los esclavizaron en la procesión!
que no cesarán hasta que no entiendan y resuelvan los misterios
¡inexplicables para los procesionarios!
¡qué pasó! ¡porqué ocurrió!  ¡que lo ocasionó!

Estos eventos se internalizan dentro de las mentes…
¡y activan el lógico pensar…!
empiezan, lentamente, algunos procesionarios a abandonar:
¡la gran procesión humana!
zafándose progresivamente de las obsesiones que lo oprimían
¡lo oprimían, asfixiaban y lo apresaban!

Le seguían las manías, los caprichos, las susceptibilidades enfermizas,
saltan a la conciencia las equivocaciones, los secretos,
las rarezas vividas con furór que lo atrapaban, que lo alucinaban,
como si fueran personajes de pesadillas que lo atormentaban,
vinculados a supersticiones o cuentos diabólicos que hacen las veces
de verdades inmodificables, esto lo desorienta por lo irreal
¡a veces los conducían a paranoia!

Todas estas rarezas y anomalías que lo dirigían y encausaban,
grabadas como una guía vital, a donde recurrir,
enraizadas con tanto énfasis, vitalidad y fortaleza,
y posteriormente reforzadas en las distintas etapas de su vivir,
quedando tan acentuados que le marcaron intensamente
¡sus personalidades!
¡para toda la vida!
con una fuerza impensada, hasta el extremo que a ellos,
le costará mucho escudriñar y desglosar su análisis.


Entonces de la misma forma que se fueron grabando
¡por el aprendizaje!
pueden ir silenciándolas y enmudeciéndolas, evitando que afloren…
y si se hicieran resistentes y brotaran inesperadamente,
se recurriría a herramientas apropiadas para apagarlas o enterrarlas
¡solo es cuestión de proponerse!
¡con firmeza y disciplina!
¡también usando el aprendizaje!

El mayor obstáculo de los procesionarios son ellos mismos
porque ellos disfrutan enfermizamente, al invocar esos dañinos recuerdos,
que vienen asociados con los sentimientos, los mismos que los acompañaron,
cuando fueron grabados, hasta con los mismos teatros y mímicas
¡que escenificaron los procesionarios en aquel entonces!
¡por eso pueden encarnarlos!
¡y disfrutar en reproducirlos!

Todo esto viene también asociado con muchos recuerdos adicionales
¡los favoritos y enfermizos!
¡que los procesionarios le imprimen, agregándole sus notas adicionales de originalidad!
los procesionarios gritan, discuten, hieren, dan rienda suelta a la susceptibilidad
que se encuentra alterada y enferma, ofenden, se deprimen y se angustian
se desalientan y extenúan al límite de aniquilarse
al reproducir a esas otras personas o situaciones
¡que habitan en sus mentes!
¡como un estado transitorio del yo-móvil!
¡es como si encarnaran otros seres en ese momento!
¡qué ansiosamente esperaban la ocasión para salir!
¡como la lámpara maravilla de Aladino!

Se instala en su cerebro sorpresivamente, inesperado e imprevisivo
la bipolaridad, la tripolaridad… la multipolaridad
por la confluencia y coexistencia simultanea de varias grabaciones que intentan salir,
al ser invocadas aleatoriamente, incontroladas y sin percatarse
¡regidas, la mayorías de ellas, por la probabilidad!

Esas grabaciones dañinas, enfermizas y perjudiciales se instalan en sus mentes
¡como una azarosa concurrencia sincronizada!
¡y comienzan a evaluarse!
calculando y ponderando detenidamente cada una de ellas,
para determinar, estimando y justificando su valor
¡dentro del razonar y el lógico pensar!
¡cuales son las dañinas y cuáles no!

Se formulan muchas preguntas que lo sacuden… y exclaman:
¡con los ojos vendados… nos condujeron por sus caminos!
¡no tuvimos oportunidad de escoger ni elegir!
¡estabamos indefensos y venían de nuestros Dioses!
¡nada se sostiene como verdad, ni acepta revisión!
¡por lo contradictorio con la realidad!

Toda esta revisión va mermando paulatinamente
¡a las grabaciones dañinas y perjudiciales!
Y continúa haciéndolas decrecer lentamente hasta extinguirlas,
Esta disminución la perciben como agonizante o agotada,
Llevándolas hasta exterminarse, finalizando su vigencia
¡Desarraigandola completamente!

Al mismo tiempo y paralelamente otras ideas nacen…
¡hijas del lógico pensar y el razonar!
ayudadas por el posterior estudio y nuevo aprendizaje
y por otras muchas más que permanecían dormidas,
y comienzan a despertarse a medida que va naciendo el nuevo ser.

 ¡en su interior!
¡el procesionario jura que ha pensado!
¡se apropia como original ese pensamiento!

Lenta y progresivamente se instalan en sus mentes,
nuevas concepciones de la vida y su contexto
sustituyendo las apagadas, lánguidas y extemporáneas
¡al borde de la extinción!

esto es producto del vivir cotidiano y de su azarosidad,
aunado necesariamente al aporte razonador de sus congéneres,
 que acentuaron,como unos remolcadores sacándolos del estancamiento en que se encontraban,
producto de la apatía, pereza, desidia que los denominaban
¡les permitió abrir sus inteligencias!
iniciando gradualmente y convincentemente el deliberar y meditar
¡bajo el auspicio de la constancia, perseverancia y dedicación!
¡y la vituosidad del razonar y entender!
que produjeron el nacimiento de la edad de la razón
¡la época de oro!
¡su libertad!
¡su vivir y sentir!
¡surge y prospera la alegría de vivir!
¡es otro mundo totalmente distinto!
¡con otra visión y otra perspectiva!

Todo esto, ayudado por el nuevo aprendizaje y a veces socorrido por especialistas,
influido por lecturas seleccionadas y reforzadas
por el cavilar y el discurrir que se inician aliviando los procesionarios
colaborando y contribuyendo con el reflexionar,
 cooperando y favoreciendo con la continuidad, constancia y perseverancia,
que deba tener, para sostenerse en permanente ascenso.
¡revisando todas y cada una de las grabaciones mentales!
¡silenciando las dañinas, después de haberlas estudiado!
¡implantando las beneficiosas e invocándolas!

Comienzan a nacer nuevas amistades y compañeros, con otra forma de mirar la vida,
obteniendo y creando una sólida confianza en ellos mismos,
Van mermando las viejas amistades que pertenecían a la procesión
y que eran crónicos conjugadores, pero ya no lo empieza a ser…
y se van diluyendo, aminorando y disolviendo hasta empequeñecerse
¡nace la necesidad de apartarse de ellos!

Es como una tenue lucecita titilante que se vislumbra en la lejanía,
que comienza a parpadear, cada vez, con más intensidad
¡produciendo destellos de brillantez!
¡anunciando un nuevo amanecer!

Su inicio es un tanto tímido, como un oscuro atardecer,
que va aumentando su intensidad, aclarándose inadvertidamente…
como la aurora seguida del amanecer,
que va apoderándose completamente del día…
así como la razón crece adueñándose y dominando al ser
¡lentamente!
atrapando y quitando de raíz, las manías enfermizas y sus grabaciones

Su intensidad se dispersa y difunde irradiándose aceleradamente,
y trae consigo, con gran entusiasmo
¡la alegría de vivir!
¡la esperanza humana!
¡el disfrutar de lo genial que somos!

Pero sobreviene la noción de haber perdido mucho tiempo
¡y se hace notar, irrumpiendo su vivir!
¡revive al fantasma y lo aflora!
¡de la depresión y la angustia!
simultáneamente emerge la concientización de haber estado equivocado
¡toda la vida!
comienza el incipiente análisis, estudio y examen de sus vidas
¡rememorando!
¡como se pasa la vida!
¡marchando y marchando!
¡en la gran procesión humana!


Surgen grandes disertaciones en silencio…
¡que lo sacuden!
¡exclaman con mudez su sentir!
¡al ahogar su hablar!
¡toda la vida estuvimos engañados!
¡nuestras vidas fueron una gran mentira!
¡una irrealidad!
¡se reprochan hablando silentemente con si mismo!
¡lo que hubiera sido preferible!
¡lo que hubiera sido posible!
¡en esta azarosidad de la vida!

Surgen y aprecian, como si fueran unos novatos principiantes
¡la relatividad de la vida!
¡acompañada de la aleatoriedad!
¡como conceptos validos temporalmente!
¡solo mientras el ser tenga conciencia!
Luego se desvanece, se esfuma y desaparece

Esa relatividad de la vida, depende esencialmente de las grabaciones mentales,
de ese cúmulo de sensaciones percibidas por los sentidos
que concurren fortuitamente
e interpretados por la mente,
y que al principio enfrenta grandes batallas contra:
¡el guion de vida!
¡en las grabaciones dañinas de su mente!

Sigilosamente, discretos y cautelosos, disimulando ante los demás
¡comienzan aprender a silenciarlas!
y cuando brotan abruptamente, irrumpiendo con asperezas, inesperadamente
dejando salir todas las variantes del yo…
con sus múltiples facetas, apariencias y aspectos.
Entonces con ese lógico pensar, cada procesionario aprendió también a enfrentarlas…
iniciando su labor calladamente, encargándose de analizar,
estudiar y entender y silenciar lo mas secretamente posible
¡todas las grabaciones dañinas!
¡y activar las grabaciones buenas!

Cada procesionario aprendió también a diagnosticar aquellas grabaciones enmarcadas
¡como pasiones bajas!
como la ira, la avaricia, soberbia, lujuria, pereza, gula y envidia
¡conocidos como los siete pecados capitales!
y evitar que cualquiera de ellas los conduzcan a marchar en la procesión


Con ese lógico pensar igualmente aprendieron a evitar que se apoderen de ellos
las pasiones bajas y asociadas a ella como la:
¡venganza, odio, rencor, represaría, revancha, mezquindad!
¡la miseria espiritual y la usura!…
y evitar ser encarcelados toda su vida, marchando en la procesión,
cargando esas cruces sobre sus hombros, en lugar de disfrutar esplendorosamente
¡su existencia!
Con ese lógico pensar los procesionario entendieron
 que por padecer de alguno de ellos fueron víctimas por años…
¡cabalgando a ciegas, casi toda sus existencias en la procesión!

Cada procesionario aprendió que deben evitar ser conducidos prolongada y perennemente,
encarnando el papel del eterno culpable imaginario…
sus vidas no podrían concretarse y resumirse en cargar
 perpetuamente, como una constante duradera,
ininterrumpidamente e imperecedera, como algo inmortal,
cada procesionario entendió que los que continúan marchando en la procesión humana
sintiendose culpables por cualquier incidente que ocurra, durante toda su existencia
¡aunque no los atañe!
¡se convirtieron en cadáveres marchando!
Cada uno entendió también que este aprendizaje lo produjo sus educadores y
sus progenitores y ha quedado grabado fuertemente en su libreto vital..

Entendieron que fueron acosados y perseguidos por cualquier cosa irrelevante
o insignificantes, aunque no tuvieran nada que ver,
pero los casos más comunes fueron cuando ellos vieron a sus progenitores
sentirse culpables y así se lo enseñaron a sus hijos

Ha comenzado la edad de la razón en el SER
y con ella va también el asimilar, pensar, entender y discurrir,
¡el como esas grabaciones dañinas lo esclavizaron!...
¡durante inmensos años de su existir!
sufriendo lo indecible mientras estuvieron absorbidos por la
¡procesión humana!

Ese lógico pensar…
¡otras veces se percata de todo el tiempo perdido inútilmente!
¡con su pensar vendado!
marchando, aturdido, turbado,
¡en una espantosa soledad!
¡en la procesión humana!
¡que le desgarró su vida!

Con el advenimiento de la edad de la razón, aprendieron muchísimo…
aprendieron a no continuar marchando en la procesión humana
¡ni menos sintiéndose culpable!
¡por una culpa abstracta y genérica!
por algún actuar pasado, impensado, auspiciado por esas grabaciones
ni por cualquier situación que ellos se la hayan apropiado enfermizamente
¡con el propósito de inducir el sufrimiento! 
¡y encarnar el papel de víctima y de culpabilidad!

Con el razonar cada uno aprendió que la vida es única, valiosa, maravillosa,
impresionantemente milagrosa, no hay otra cosa igual conocida!
¡ni mucho menos vida humana pensante!
aprendieron que deben cuidarla, valorarla y regocijarse de ella
¡por ser ellos esa increíble humanidad!

aprendieron que la humanidad se originó por haber reunido inmensas condiciones al mismo tiempo
simultáneamente, todas articuladas y asombrosamente conectadas
¡por la extraordinaria coincidencia de la probabilidad!
y que podríamos decir que esa aleatoriedad fuese como:
¡un gran Dios creador!
¡genial y único!
que los mantiene en un permanente éxtasis
admirando y fascinándose sorprendentemente
¡que esos somos nosotros!
¡Dioses terrenales!
¡y debemos comportarnos como tales!




LA PROCESIÓN HUMANA
                                                                                                                                                                       (TERCERA PARTE)
JESUS RIQUELME SENRA
                                                                                                                    30/10/2018





 




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